Yo soy escritor, usted lector. Tenemos una interesante unidad subversiva, juntos creamos una pacífica y silenciosa conspiración. Yo anoto algunas señales que usted completa con su imaginación creativa.
Abel Parentini Posse nació el 7 de enero de 1934 en Córdoba, ciudad donde solo pasó los dos primeros años de su vida. Su madre, Elba Alicia Posse, era de una familia tradicional de productores azucareros de Tucumán. La familia Posse estaba emparentada desde el siglo XIX con la de Julio A. Roca. El Presidente Domingo F. Sarmiento tuvo como el más íntimo amigo al periodista y político José Posse. El apego de Posse a Tucumán le llevará a ser un fiel colaborador del suplemento literario de La Gaceta, y a novelizar el Tucumán decimonónico en El inquietante día de la vida (2001), novela protagonizada por un avatar de Julio Víctor Posse, pariente suyo y gran animador cultural del Tucumán de los años '30. El padre del escritor, Ernesto Parentini, porteño de origen italiano, es uno de los fundadores de Artistas Argentinos Asociados. Fue director de esta empresa, que produjo, cine nacional, con temas nacionales como por ejemplo La guerra gaucha (1942), adaptación de la famosa obra de Lugones. Su padre, gran lector, fue el mayor impulsor de su vocación literaria. Posse dedica su primer novela Los Bogavantes "A Sabine Langenheim (su esposa) y a Ernesto Parentini, los amigos confidentes que todo escritor ansía".
Posse estudió luego el Derecho en la Facultad de Buenos Aires, en la que se recibiría de abogado en 1959. Vivió la « fiesta nocturna » de Buenos Aires, que en la época era el centro de la edición en lengua española y el refugio de numerosos escritores españoles exiliados por la guerra civil. Según cuenta Abel Posse, sus charlas nocturnas en los cafés porteños le permitieron profundizar en el conocimiento de las literaturas rusa y francesa, de la filosofía alemana, o de la espiritualidad oriental. Posse conoció en esa época a Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Ezequiel Martínez Estrada, Ricardo Molinari, Manuel Mujica Laínez, Ramón Gómez de la Serna y Rafael Albertí. Se hizo muy amigo de los poetas Conrado Nalé Roxlo y Carlos Mastronardi, que le abrirían las puertas de la SADE y que le ayudarían a publicar sus primeros cuentos y poemas en El Mundo.
Durante estos años, se fueron afianzando sus convicciones políticas. Aunque nacido en una familia antiperonista, ya le habían impresionado las manifestaciones del 17 de octubre de 1945 y, luego, la fuerza que Evita le fue insuflando al movimiento, una admiración por la primera dama que acabó de sellarse con el fervor popular que suscitó su funeral en 1952. Estos años de estudios universitarios y sobre todo de vida nocturna en Buenos Aires son presentados por Posse como una verdadera « edad de oro » que recreó en ciertas evocaciones de La reina del Plata (1988) o La pasión según Eva (1994).
Tras efectuar su servicio militar en 1955, en plena Revolución Libertadora, Posse terminó sus estudios de Derecho en 1959. Ganó por concurso en 1962 en 1962 su ingreso como docente en la cátedra del gran jurista Carlos S. Fayt.
El mismo año, escribió un guión, « La cumparsa », galardonado por el Instituto Nacional de Cinematografía, un texto que pone en escena en la Patagonia a una cumparsa, un grupo abigarrado de personas que participan en la esquila del ganado, formando una verdadera corte de los milagros.
“Me fui a estudiar a Francia a los 25 años, en un barco que me llevaría a Alemania. El viaje duraba unos veintitrés días, tal vez más, tardaban mucho los barcos en esa época, era el reino de la lentitud. En Hamburgo me compré una moto bicicleta, y recorrí Alemania como un gaucho, sin conocer nada, sin saber el idioma, y llegué hasta Italia donde vivía mi hermana. Fue una aventura muy linda y también un viaje muy raro, porque lo hice sin conocer nada, nunca había estado antes, y así fue el primer golpe de Europa: recorriendo la campiña alemana en pleno verano. Era el mes de julio y fue un viaje inolvidable”.
Tras recibirse, Posse decidió viajar a Europa. Recibió una beca para efectuar cursar estudios de doctorado en ciencias políticas en La Sorbona, en París. Algunos meses antes de viajar, publicó su primer poema, « Invocación al fantasma de mi infancia muerta » en el suplemento literario de El Mundo.
Al llegar a Europa, cruzó los Alpes en motocicleta para visitar a su hermana en Italia. En este período profundizó su conocimiento de la poesía de Hölderlin, Rilke y Trakl. Durante su estadía en París, escuchó a Sartre, a sus profesores que eran los grandes sociólogos de la época, y conoció a Pablo Neruda. Allí se enamoró de una estudiante alemana, Sabine Wiebke-Langenheim, su futura mujer, que desempeñaría un papel importante en la formación literaria del escritor, guiándole en la lectura de la literatura y filosofía alemanas, muy presentes en su obra.
En 1961, vivió dos semestres en Alemania, en la residencia universitaria de Tübingen, patria de Hölderlin.
El mismo año, su poema « En la tumba de Georg Trakl » -el primer texto firmado con el nombre de Abel Posse-, recibió en Buenos Aires el premio René Bastianini de poesía de la SADE y fue publicado por la prestigiosa revista Eco de Colombia.
Allí, leyó en particular a Hölderlin, Schopenhauer y Heidegger. También fue allí donde empezó a escribir su primera novela, Los bogavantes, que terminaría más tarde, en 1967. « Luego volví a Francia, donde inicié varios cursos. Volví a Buenos Aires unos diez meses y de nuevo regresé a Europa, a hacer estudios libres de filosofía en Alemania, Francia, Italia. En París, en la conocí a mi mujer, Sabine Langenheim, que estudiaba derecho en la Sorbona. Yo era un vagabundo, me preocupaba muy poco el aprendizaje universitario. Hice el curso doctorado en Ciencias Políticas. Debía ser pésimo alumno porque no iba mucho a clase. Para mí lo importante era la cultura, las lecturas, mi formación de escritor, mis ideas, digamos, cardinales ».
"Siempre he escrito mis notas, mis ideas. Pero solamente fue a partir de 1961 que empecé a concretar mi primera novela, Los bogavantes. Nunca me definí en el sentido de ser un escritor que vive exclusivamente de la literatura. Porque siempre pensé que un artista que vive de un arte se aburre mucho. Además, se margina mucho de la sociedad. Los artistas se vuelven seres insolentes, anárquicos, en realidad no manejan la sociedad nunca. Tienen una ideología arrogante. La soledad en directo y el apartamiento en directo, salvo en los grandes espíritus casi místicos, en general envilece"
Posse volvió a Buenos Aires en 1962. Tras presentarse a un concurso, impartió clases como ayudante de la cátedra de derecho político de la Universidad de Buenos Aires. También empezó, con poco entusiasmo, a ejercer la abogacía. Sabine viajó a Argentina, y se casaron poco tiempo después.
“Volví un año a Buenos Aires, me casé, trabajé un poco de abogado pero con muy mala voluntad, no me gustaba. Me aburría mucho. Era algo fijo. Cuando leí en el diario que había un concurso para el servicio exterior me inscribí y fui aceptado. Eso sí me gustaba mucho. De chico tenía idea de ingresar en la marina mercante. El germen del viaje siempre ha estado en mi vida y en todos mis libros. Ya cuando estaba en el Colegio Nacional me parecía que la liberación era acabar de una buena vez con la carrera universitaria y luego largarse al mundo. La idea del viaje es una idea de liberación. Liberación también del orden burgués. Nací en un medio burgués que estaba marcado por la idea de trabajar, casarse, lo normal, y la normalidad me aterrorizaba. Tenía un pensamiento muy disidente en política, en filosofía”. En 1965, ingresó por concurso en el Servicio Diplomático Exterior. En adelante, hasta 2004, su vida transcurrió fuera de Argentina, por lo cual escribió casi toda su obra en el extranjero, sin renunciar a su argentinidad, reivindicando repetidamente para su propia obra la famosa frase de Ricardo Güiraldes, « la distancia revela ».
"En Moscú, que fue mi primer puesto diplomático (estuve destinado en la embajada de enero 67 hasta el 69), empecé a definir La boca del tigre. Me propuse ese libro que más o menos recogía mis experiencias desde el 60 en esa Europa que terminaría estallando en la revolución de mayo del 68, convulsa, llena de curiosidades. La boca del tigre era un libro donde, por la época, era necesario dar una enorme información realista sobre qué era la URSS, porque la gente no conocía nada, estaba cerrada; ahora cambiaron la cosas, por eso en la reedición de Emecé (2002) acorté el libro y agregué un prólogo. Justamente para escribir el prólogo visité hace poco esos sitios y están todos destruidos. El lugar donde estaba la embajada argentina ahora ha sido ocupado por un edificio ultra moderno. De los sitios de Moscú de mi novela, quedaban pocos rastros. Lo importante de nuestra etapa en Moscú fue el nacimiento de nuestro hijo Iván, en 1967, bautizado en la Iglesia de San Luis de Moscú". También terminó allí la redacción de su primera novela, Los bogavantes, ambientada en París y España, y que pone en escena a un trío de personajes a través de los cuales se hace el eco de los debates ideológicos de los años 60.
"Los Bogavantes, mi primera novela, era un libro demasiado crítico para la España de Franco. Se explica que no le otorgaran el Premio Planeta, como quería el jurado, y que en el 1975 retirasen una primera edición en España. Fue mi agente Carmen Balcells la que me llevó hasta Carlos Barral, que era un gran esteta, provocador, dandy, y él me recibió con todo entusiasmo. Es increíble recordar ahora un editor que ande a la búsqueda de libros que sean provocadores y creativos, que no sean de puro comercio. No se podría tener diálogos como los que tuve yo -así como todos los escritores- con Carlos Barral como editor. Era un mundo totalmente distinto".
Esta novela psicológica de corte realista cumplió un papel esencial en la futura trayectoria literaria del autor. Bajo el seudónimo de Arnaut Daniel, Posse la presentó al Premio Planeta 1968. Figuró entre los cuatro finalistas y, a pesar de ser declarada virtual ganadora por José Manuel de Lara y Baltasar Porcel, el jurado revisó su fallo bajo la presión franquista, por algunas escenas consideradas escabrosas y sobre todo por ciertas declaraciones sobre los militares. Tras ser publicada gracias a la ayuda de Ernesto Sábato y del padre de Posse, en Argentina en 1970 por el sello Brújula. Recibió la Faja de Honor de la SADE, esta novela volvió más tarde a sufrir la censura franquista en 1975 al ser sus 5000 ejemplares amputados de las páginas referidas a los militares. Esta singular aventura editorial le permitió a Posse conocer a Carlos Barral y a Carmen Balcells, que sería en adelante su agente literario de siempre.
"En el año 69 me enviaron a Perú [destinado a la Embajada argentina en Lima hasta 1971] y ésa fue la gran revelación americana. Me encontré en la Lima de Arguedas, que murió poco después de nuestra llegada. Era el más intenso escritor del Perú, como Rulfo lo es de México. Perú también significó una apertura hacia el misterio, hacia esa metafísica oculta que hay en toda la América india, pero el indigenismo no tomado desde el folclorismo sino desde una dimensión del conocimiento... Lima significó lecturas nuevas, viajes, paisajes. Y el mundo indigenista, que estudié con pasión, siguiendo ese universo sumergido, sus creencias, su sentido de la muerte, su sentido del cosmos, la relación con sus dioses. Todo eso me llevó incluso a modificar mi lenguaje. Me transformé en un escritor muy distinto". Abel Posse fue destinado a Perú en 1969 y nombrado secretario cultural de la embajada de Lima. Perú representó para él el descubrimiento de la cultura incaica, la «revelación americana» que lo hizo identificarse con sus raíces criollas del norte de Argentina y que le hizo caer en su voz verdadera (que es caer en su existencia). La visita de Machu Picchu le inspiró un largo poema de 240 versos, Celebración de Machu Pichu, que escribió en Cuzco en 1970 y publicó en Venecia en 1977.
También en 1970 escribió su obra poética más ambiciosa, Celebración del desamparo, poemario inédito que fue finalista del Premio Maldoror de Poesía.
En esos años, leyó a Arguedas y a los grandes estilistas cubanos Alejo Carpentier, Severo Sarduy y Lezama Lima. También investigó sobre el héroe nacional argentino, José de San Martín, e integró en 1971 el Instituto Sanmartiniano de Lima. También en Perú escribió su segunda novela, La boca del tigre (1971) inspirada en su experiencia personal en la Unión Soviética. Esta ficción, influenciada por el realismo sabatiano, le sirvió de marco al autor para expresar su desconfianza respecto de las grandes ideologías, para criticar el ejercicio del poder en el mundo contemporáneo y reflexionar sobre el lugar del individuo en el devenir histórico, anticipando al respecto los planteamientos desarrollados en Daimón. En esta novela, que recibió en 1971 el tercer Premio Nacional de Literatura en Argentina, asoman también las primeras reflexiones posseanas sobre la noción de americanidad.
Cabe señalar al respecto el papel clave que tuvieron en la novelística de Posse su encuentro con el antropólogo argentino Rodolfo Kusch y la lectura de sus ensayos La seducción de la barbarie (1953) y América profunda (1962).
"Recuerdo hasta la luz del día. Yo estaba en un barco, camino a Venecia, y me puse a escribir como abriéndome por primera vez desde el concepto hacia la estética abierta de ese lenguaje nuevo que pongo en Daimón y, más tarde, en Los perros del paraíso, con el cual intento librarme de la narración lógica de la narrativa francesa convencional. Tuve una extraña exaltación, como si hubiera encontrado mi propia voz que estaba sepultada. La literatura de Buenos Aires es una literatura muy conceptual, de una 'Europa exterior', como decía Borges. Y fue una revelación el liberarme de lo conceptual. Yo estaba destinado a ser un escritor-narrador, como llama Gide al escritor que es el protagonista de las ideas de su tiempo, esa cosa tan francesa y terrible. El diálogo con las ideas de tu tiempo no sirve para nada, no es el fin de la gran literatura. El fin de la literatura se ve claramente en los llamados clásicos, es ese salto hacia lo estético plenamente liberado de lo conceptual como cárcel; y después, desde lo estético, la recuperación de lo conceptual".
Posse fue nombrado cónsul de Venecia en 1973, ciudad donde vivió durante seis años. Fue allí donde escribió, entre octubre de 1973 y agosto de 1977, Daimón (1978), la novela que inauguró su «Trilogía del descubrimiento». Esta obra tiene como protagonista al avatar ficcional del conquistador Lope de Aguirre. En la novela, el conquistador conocido por su crueldad y consagrado por las Crónicas como el arquetipo del loco y del traidor, renace de sus cenizas once años después de su muerte y emprende con los fantasmas de sus marañones la “Jornada de América”, atravesando cuatro siglos de la dolorosa historia latinoamericana, sobre la cual echa una mirada desilusionada, viviéndola como “el eterno retorno de lo mismo”, el eterno aniquilamiento de la libertad del hombre contra el cual el intacto instinto de rebeldía de Lope no puede nada. Está vana rebelión transhistórica lo lleva a la muerte en lo que parece ser la América Latina, de finales de los años 1970, y en condiciones que recuerdan a la expedición funesta de Guevara en Bolivia. Esta novela constituye un hito en la poética posseana, que adquiere acentos rabelesianos y se barroquiza recurriendo de forma continua y con humor a la distorsión, a la parodia, a la intertextualidad, al anacronismo, a lo grotesco y a un constante diálogo paratextual con el lector, rasgos que culminarán en su novela siguiente, Los perros del paraíso (1983). Daimón figuró entre los finalistas del prestigioso Premio Rómulo Gallegos de 1982.
"Terminé de escribir Daimón en Venecia y se editó en el año 78. Fue la novela de Venecia [donde fui Cónsul desde 1973 a 1979]. En ese barco hacia Italia hice pruebas de escritura. Y cuando llegué me puse a escribir Daimón con un gran sentido de la lentitud. Por primera vez, yo que soy una persona muy ansiosa, traté de escribir para alargar el tiempo, no del texto, sino el mío. Escribí algunos capítulos dos veces para buscar más palabras, más juegos, y luego una tercera vez, y me di cuenta de que escribí por placer. Era muy importante para mí la elección de Lope de Aguirre. Primero por el tema de España y América, que es un leit motiv, y también por mi fascinación ante ese choque del judeocristianimo con las religiones del hombre indígena que se sentía en el cosmos y que es interrumpido por el hacer, el deber, el creer occidental. Lope de Aguirre es un espíritu del medio: judeocristiano pecador y judeocristiano que traiciona a su rey, que le declara la guerra en medio del la selva amazónica y con pretensiones de fundar un imperio verde, incluso con un ejército de monos. Me pareció increíble, era como un personaje de Dostoievsky perdido en el medio de la selva".
Los años venecianos fueron también para Posse años de reconocimiento por sus pares; lo visitaron muchos amigos: Ernesto Sábato, Carlos Barral, Manuel Scorza, Víctor Massuh, Antonio Requeni, Manuel Mujica Laínez, Borges, Di Benedetto... Allí también conoció a Carpentier que preparaba su Concierto Barroco, a Italo Calvino, Alberto Moravia, Giorgio Bassani y Juan Rulfo, uno de sus escritores preferidos.
"Una vez Borges, en Venecia, me dijo: "Un buen libro no se puede detener jamás", y ponía de ejemplo a Hölderlin, cuya obra estuvo desconocida por los mismos alemanes durante setenta años. Al contrario de estos libros que se venden como grandes éxitos y pasados seis meses desaparecen. Una cosa es ser como las estatuas de Botero que vende a todas las ciudades y otra ser un Miguel Angel o un Cellini. Joyce no pudo editar su Ulises y se lo pagaron dos amigas en una edición mínima que circulaba prohibida casi como libro pornográfico. Proust se pagó la primera edición de su libro en Grasset, cuyo editor tenía dudas de aceptar semejante obra, llena de condesas, pederastas y dandys. Miguel de Unamuno vendió del Sentimiento trágico de la vida 17 ejemplares en un año. Kafka no pudo editar sus libros. Borges mismo padeció hasta los 60 años que sus libros estuvieran siempre en los anaqueles. Pero justamente los más notables son los más difíciles. Son opciones, pero creo que la verdadera literatura debe estar por ese lado. Cualquier escritor joven tiene que tener la conciencia de que lo que acepta la época es lo que no vale, aquello que ya la gente tiene digerido. Lo nuevo tiene un espacio más difícil".
Durante su estadía en Venecia, Posse reflexionó sobre ciertos textos heideggerianos relacionándolos con el concepto de “lo abierto”. En 1973, visitó al filósofo para entrevistarlo y, en 1979, publicó en Argentina una traducción al español de Der Feldweg (El sendero en el bosque), que realizó con su esposa Sabine con autorización de Heidegger.
Tras un viaje a Buenos Aires, de abril a junio de 1975, Posse escribió una novela negra, Momento de morir, que le fue inspirada por los acontecimientos violentos que sacudían al país, y que sólo publicó en 1979. Varios de sus personajes son claramente los avatares ficcionales de personajes reales como Firmenich o Cámpora). Su protagonista Medardo Rabagliatti, abogado mediocre y pusilánime, ve desencadenarse una violencia inaudita perpetrada por grupos de jóvenes presentados como fanatizados y por militares sádicos. Contra toda previsión, el desenlace ve al temeroso Medardo matar al militar responsable de la represión y presidir heroicamente al restablecimiento de las instituciones democráticas en el país. La lectura histórica aquí propuesta por Posse condena sin miramientos y sin distinción al ERP, a los Montoneros y a la represión militar, lectura histórica de los hechos reiterada por el autor en el prólogo añadido a la reedición de esta obra en 1997.
"Momento de morir, que también terminé en Venecia, está escrito en porteño, con muchas palabras en lunfardo, es un homenaje a mi ciudad, Buenos Aires. Era un momento terrible en Argentina y el libro predijo un poco de lo que pasó después. Yo vivía apartado. No estuve jamás de parte del movimiento subversivo montonero y terrorista cuyos adeptos no se daban cuenta de que estaban manejados por crápulas, y estuve naturalmente contra la barbarie militar. No era un buen momento en mi carrera diplomática pero pude escribir. Sin embargo, tuve que retener Momento de morir porque el editor me dijo que era peligroso, que podía ser malinterpretado. Pasé ese momento como pude, pero separado de las dos barbaries. La barbarie del terrorismo en Europa se vio como una reflexión de la izquierda y eso es falso. Y la barbarie de los militares fue disimulada por la burguesía en Buenos Aires. Como siempre, tuve una posición intermedia y marginal. Yo narro en Momento de morir esa violencia de todos contra todos. Fue muy visionario el libro, así fue considerado en Argentina".
"Estuve en París de 1981 al año 85, como Consejero Cultural de la Embajada Argentina. Me permití hacer cosas muy buenas. Desde esa modesta actividad cultural del centro, me dediqué a organizar un espectáculo llamado Tango argentino, que circuló por todo el mundo. Quería traer a una de las viejas orquestas de tango, a los viejos tangueros, porque lo que se conocía eran cosas más sofisticadas, como Piazzola. Era la época del fin del gobierno militar y el principio de la presidencia de Alfonsín".
En 1981, Posse fue nombrado Consejero Cultural en la Embajada en París. Fue allí donde escribió Los perros del paraíso (1983), segundo tomo de la «Trilogía del Descubrimiento», protagonizado por Cristóbal Colón, y con el cual se llevó el Premio Rómulo Gallegos en 1987.
"Mis recuerdos de Los perros del paraíso son siempre de una gran exaltación y un gran dolor. Escribí esa novela en París y el título lo sugirió mi hijo, que murió en París el mismo año que se publicó la novela. Fue una cosa muy rara porque es como si esa novela hubiera recuperado de alguna forma mágica la muerte de mi hijo como fuerza.... Es un libro extremadamente literario pero ha recibido muchos premios y tiene 14 traducciones. Esto para mí es curioso, es el libro que más quiero, hice el mayor esfuerzo literario y está unido a la muerte de mi hijo".
Entre 1982 y 1985, Posse editó una colección de antologías bilingües, selección de 15 poetas argentinos (Leopoldo Lugones, Enrique Molina, Héctor Antonio Murena, Juan L. Ortiz, Ricardo Molinari, Conrado Nalé Roxlo, Baldomero Fernández Moreno, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo, Manuel J. Castilla, Alberto Girri, Raúl G. Aguirre, Juan Rodolfo Wilcock, Ezequiel Martínez Estrada y Leopoldo Marechal), bautizada Nadir. Este proyecto se llevó a cabo con la colaboración de universitarios y traductores, franceses y argentinos; los volúmenes fueron distribuidos gratuitamente en las bibliotecas y centros universitarios franceses, con la intención de despertar o mejorar el interés de la crítica internacional por estas obras.
En enero de 1983, a los 15 años, Iván, su hijo único, falleció en su piso familiar, en París, una tragedia que el autor evocó mucho más tarde en Cuando muere el hijo (2009), relato autobiográfico. Al salir a la venta Los perros del paraíso, Posse anunció la futura publicación del tercer volumen de la Trilogía, titulado ambientado en las misiones jesuíticas de Paraguay. Esta novela, aunque se volvió a anunciar a partir de 1986, con el título de Los heraldos negros, no ha sido publicada hasta ahora. En noviembre de 1983, en el marco del festival de Paris, Posse organizó con Claudio Segovia un festival de tango bautizado “Tango Argentin” y destinado, en sus palabras “a resucitar el verdadero tango, el tango primitivo de los orígenes” frente al “Tango de Exportación”. Este espectáculo estrenado en el Théâtre du Chatelet de París, tuvo repercusión mundial y revitalizó la presencia del tango, incluso en Argentina.
Tras la muerte de su hijo, Posse fue nombrado ministro plenipotenciario en la Embajada Argentina en Tel-Aviv. Allí, volvió a la escritura, y escribió tres novelas, muy distintas a las anteriores.
Publicó dos novelas sobre el nazismo, Los demonios ocultos (1987) y El viajero de Agartha (1989). Los demonios ocultos es un proyecto novelístico que Posse había empezado mucho antes, en 1971, tras conocer a viejos nazis en Buenos Aires, durante sus estudios. El protagonista de esta novela de corte realista es un joven argentino, Alberto Lorca, que sale en búsqueda de su propio padre, Walter Werner, un científico alemán, especializado en el esoterismo oriental, y enviado por el Reich para cumplir una misión en Asia: la intriga transcurre en dos espacios temporales, la segunda guerra mundial y la Argentina de la última dictadura.
El viajero de Agartha (1989 ganó el Premio Diana-Novedades en México. Verdadera novela de aventuras esotéricas, tiene esta vez como protagonista a Walter Werner, que relata al lector, a través de su diario recuperado por su hijo, las peripecias de su misión en Tíbet, y la búsqueda de la ciudad mítica de Agartha. Este libro fue traducido al italiano.
"Mi estancia en Israel [Ministro Consejero en la Embajada desde 1985 al 88] coincide con el ciclo de novelas referentes al tema nazi: Los demonios ocultos y El viajero de Agartha. Conocí allí a muchos judíos que conocían el tema más allá de las ideas superficiales. Hay dos versiones en este tema: uno, que es un grupo de locos que se adueña de Alemania y no se sabe porqué, mientras todos están como en un estado de hipnotismo y entrega. Y la otra, para los marxistas, que el nazismo nace como una contradicción del capitalismo. Y yo esas dos versiones dominantes no las creí nunca. Nada es tan fácil. Se trataba de una convocatoria pagana que hizo vibrar a los jóvenes, una revolución criminal, pero con una fuerza espiritual que yo traté de poner en la formación de Walter Werner, el personaje de El viajero de Agartha. La fuerza enorme del discurso nazi iba permeando a través de nociones filosóficas profundas: la creación del hombre nuevo, el super hombre, rescatar la vida como erotismo, rescatar al guerrero sepultado, la vida pagana, la vida un poco wagneriana, unida a una crítica muy profunda de la sociedad occidental. Prácticamente era una nueva religión. Detrás del nazismo hay cosas muy terribles, porque no fue un episodio baladí ni de locura sino que fue mucho más grave. Tengo pensado un tercer libro para completar esa serie".
La reina del Plata (1990), como su título lo indica, es un homenaje a la capital argentina y a los periodos de esplendor que conoció. La obra transcurre en una Buenos Aires atemporal, en cuya sociedad, polarizada entre “internos y externos”, el externo Guillermo Aguirre reflexiona sobre su propia identidad. La acción fragmentada en unos 90 capítulos, tiene como marco los cafés y calles porteños habitados por el tango, expresión más profunda de la argentinidad, y en los cuales los personajes discurren sobre el pasado y el futuro del país. Un viaje profundo e irónico a la mitología de Buenos Aires, con muchos personajes reales con nombres en clave. Fue publicada por Emecé en Argentina y por Plaza y Janés en España.
En 1990, Posse fue ascendido a Embajador por la Cancillería argentina y destinado a Praga, donde se desempeñó durante cinco años.
"Me quedé cinco años y medio en Praga. Era un lugar muy apacible, teníamos una casa muy linda, y además estábamos muy cerca de Alemania. Sabine, mi mujer, es alemana. Allí escribí El largo atardecer del caminante, La reina del Plata y La pasión según Eva. Hacía muchos años, Carlos Barral me había propuesto que escribiera sobre Alvar Núñez. Cuando estaba en Praga se convocó la novela del V Centenario y yo, que ya tenía todas las notas y el dossier de Alvar Núñez, pensé que era fascinante que una novela para el V Centenario revisara al conquistador desnudo, peatón, sin espada, sin yelmo y sin Biblia. Porque Alvar Núñez pierde todo en su naufragio en la costa del golfo. Lo asisten los indios, se sientan y lloran con él. Entonces ingresa en el mundo del estar y aprende muchas cosas que no va a poder contar a los españoles, porque lo hubieran mandado a la hoguera. Se transforma en el primer americano profundo. Lo escribí en Praga, en días invernales terribles, y al principio creí que era un mal libro porque no tenía el lenguaje de Los perros del paraíso o Daimón. Me parecía un libro histórico pero llevado por la simpatía del personaje y por su calidez humana. Yo lo subestimaba aunque Sabine me decía que no, que era bueno, así que al final lo mandamos al premio. Luego me he dado cuenta de que tiene intensidad. Y le ha ido muy bien".
Esta estadía checa fue bastante fecunda para la obra posseana: tras publicar su ensayo literario Biblioteca esencial en 1991 (en el que propone una selección de las 101 obras más importantes de la literatura universal y su propia concepción del canon literario rioplatense), Posse escribió El largo atardecer del caminante, novela que cierra la "Trilogía del Descubrimiento", y que recibió el Premio Internacional Extremadura-América V Centenario. En esta obra el barroquismo de Daimón y Los perros del Paraíso deja lugar a un estilo más sobrio. El protagonista, el conquistador Cabeza de Vaca, que vive los últimos años de vida en una humilde casa sevillana, recuerda su “verdadera” aventura americana través de un relato autobiográfico, presentado como sincero y que corrige las mistificaciones o colma los blancos de sus Naufragios y Comentarios. El Cabeza de Vaca de Posse asume su americanidad, su hibridación identitaria y pregona a través de su máxima “solo la fe cura, solo la bondad conquista” la conquista tal como “debería haber pasado”. Tuvo numerosas ediciones en castellano y en traducciones. Fue utilizada como texto escolar.
Esta veta introspectiva y autobiográfica se prolonga en su obra siguiente, La pasión según Eva (1994), novela biográfica o biografía novelada y polifónica, en la cual una Eva Perón enferma y que vive sus últimos nueve meses echa una mirada retrospectiva sobre su vida al tiempo que, paralelamente, la figura autoral de Posse recaba testimonios de personas que la conocieron y lleva así a cabo una encuesta que ilustra o corrige el testimonio de Eva. A pesar de una cierta empatía con el personaje, esta obra tiene como objetivo declarado brindar un retrato del personaje más justo que el de las biografías, sacarlo de la ideología y “transformar su vida en destino”.
Nombrado embajador en Lima, Posse escribió allí otra novela biográfica, Los cuadernos de Praga (1998), que también tiene como protagonista a un ilustre argentino del siglo XX, el Che Guevara. Como pasó con otras novelas anteriores, el autor se inspiró en la experiencia propia: Posse se enteró durante los años que vivió en Praga que Guevara estuvo varios meses escondido en esta ciudad, después de su derrota en Congo. Como, en La pasión según Eva, el motivo del diario personal activa el relato autobiográfico que dialoga en el espejo con su propia imagen de burgués disfrazado y casi calvo como se caracterizó para su preparación clandestina antes de viajar a Bolivia. Como en la precedente novela, la meta asumida por el autor es, en base a “ladrillos verdaderos” rescatar el destino del personaje y “lograr el triunfo de la vida sobre la ideología”.
Con su vuelta a América Latina, Posse incrementó su presencia en las columnas de la prensa, en particular en El Excelsior (México), El Nacional (Caracas), ABC y El Mundo (Madrid), Línea y La Nación. Posse llegó a un Perú que todavía mantenía relaciones tensas con Ecuador por la guerra del Cóndor y acababa de sufrir el secuestro perpetuado en la embajada japonesa por el MRTA.
En sus artículos periodísticos de la época, Posse insistió en el papel que podía cumplir Argentina en la consolidación de Mercosur y resaltó los recursos del país de cara al tercer milenio, apelando al patriotismo de sus conciudadanos e incitándolos a imitar los ejemplos de Roca, Yrigoyen o Perón, unos temas centrales en su primer ensayo político, Argentina, el gran viraje (2000), recopilación de artículos publicados en esa época.
La vuelta a Perú también renovó su interés por el héroe nacional argentino José de San Martín y le inspiró el relato «Paz en guerra» (2000), transmitido y publicado por la Radio Nacional holandesa.
En 2001, Posse publicó El inquietante día de la vida, novela galardonada con el Premio de la Academia a la mejor novela para 1998-2001, y cuyo personaje principal es un avatar ficcional de su bisabuelo materno, Felipe Segundo Posse, heredero de un ingenio tucumano. Al enterarse de que es tísico y de que está condenado, Felipe Segundo decide abandonar a su familia para Buenos Aires antes de seguir las huellas del poeta Rimbaud hasta Egipto. La novela también ficcionaliza a figuras como Sarmiento, Roca o Avellaneda y celebra la Argentina de fines del siglo XIX y de principios del XX.
Tras un breve paso por la UNESCO en París, Posse fue nombrado Embajador argentino en España, puesto tanto más importante cuanto que, tras estallar la crisis económica de finales del 2001, este país era el principal destino de los argentinos que decidían emigrar. Posse también presenció allí los mortíferos atentados que sufrió Madrid el 11 de marzo de 2004. Preocupado por la crisis que sufría Argentina Posse multiplicó sus columnas en La Nación y en El Mundo de Madrid, defendiendo la integración regional y la soberanía nacional y apelando a la reconstrucción e invocando a grandes figuras de la organización nacional, en particular al educador Sarmiento. Publicó en 2003 un nuevo ensayo político, El eclipse argentino. De la enfermedad colectiva al renacimiento, obra en la cual trataba de echar las bases de un proyecto nacional.
Al asumir el poder el presidente Néstor Kirchner, ciertos medios anunciaron a Posse como candidato a canciller, dada su experiencia diplomática y el puesto clave que ocupaba en España. El nuevo presidente descartó la candidatura de Posse pero lo mantuvo como Embajador en España, desde su asunción en 2003 hasta agosto del 2004, cuando Posse se volvió a la Argentina cumplida su edad jubilatoria
Después de su jubilación, el compromiso de Posse con la oposición antikirchnerista se acentuó, en textos muy críticos. Multiplicó las conferencias sobre el estado de la Nación y apoyó la candidatura presidencial de Roberto Lavagna en 2007, año en que Posse fue candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires. Publicó en 2005 En letra grande, ensayo literario que celebra a los intelectuales con quienes trabó amistad o que lo influenciaron, y que recuerda encuentros suyos con varios de ellos.
También publicó otro ensayo, La santa locura de los argentinos (2006), obra que fue best-seller y que trata de definir la argentinidad, en una perspectiva histórica que remonta hasta la conquista, convocando a sus lectores a participar en la “refundación nacional”.
En octubre de 2009, publicó Cuando muere el hijo, crónica en la cual el narrador y su mujer viven el suicidio en París de su hijo Iván y, tras esa estadía en el infierno que les causó semejante pérdida, relatan en forma de búsqueda iniciática su recorrido en coche desde París hasta Tel-Aviv, y su paso por Mileto, la ciudad del filósofo presocrático Anaximandro. La crónica sigue un camino de pensamiento y de fe, en busca de la comprensión y superación de la terrible pérdida del hijo único. Visitan los míticos espacios de Abraham a quien Jehova pone a prueba ordenándole sacrificar a su hijo Isaac…
A finales de 2009, Posse aceptó el puesto de Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires que le proponía Mauricio Macri, en reemplazo del saliente Mariano Narodowski. Posse asumió este puesto al día siguiente de publicar un artículo muy controvertido titulado “Criminalidad y cobardía”, en el que afirmaba la frivolización de la juventud, juzgaba ineficaz la política presidencial en temas de seguridad, le pedía a la presidente más autoridad y justa represión contra los delincuentes, y acusaba a los Kirchner de oportunismo ideológico con los movimientos militares de los años 70. Frente a un movimiento de protesta, el gobierno de Macri no se consideró en condiciones de cumplir con el plan del escritor de convenir con los sindicatos de los docentes la renuncia de “derecho de huelga” en perjuicio de los escolares y, a la vez, comprometer al gobierno a un aumento sustancial de las escasas remuneraciones de los mismos; Posse renunció a su cargo de ministro a los 11 dias de asumirlo.
En 2011, Posse publicó Noche de lobos, novela basada en el relato de una montonera que fue torturada en la ESMA y que se enamoró de su torturador. Esta obra se sumerge con mucha crudeza en los combates entre los montoneros y los militares, ambos presentados como actores de una misma barbarie; también describe las torturas que sufre esta mujer en el centro clandestino tras ser detenida y cómo, presa del llamado “síndrome de Estocolmo”, se enamora de su torturador, sentimiento compartido por el represor. Esta novela también evoca, en clave autobiográfica, la vida de Posse en el París de principios de los años 1980.
Desde su renuncia como Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Abel Posse sigue viviendo en Buenos Aires, donde da muchas conferencias sobre el proyecto educativo sarmientito y publica frecuentes artículos en la revista Perfil o La Nación. Desde noviembre de 2012, Abel Posse es miembro de la Academia Argentina de Letras, en la que ocupa el sillón de Rafael Obligado. Y, por sus trabajos en la esfera cultural y educativa fue también designado miembro de número de la Academia Nacional de Educación en 2015.
A partir del 2014, Abel Posse se concentró en el análisis de la caída política, económica y educativa de Argentina, con dos nuevos ensayos, Sobrevivir Argentina (2014) y Réquiem para la política (2015). Ambos son duros análisis por una descomposición de valores y de objetivos, que significó violencia, corrupción, narcotráfico y una caída educativa alarmante en el nivel educativo de un país que había alcanzado el mayor nivel de Iberoamérica en la materia.
Su más reciente libro es Vivir Venecia (2016), una crónica de los seis años que estuvo allí como cónsul de Argentina. Narra en la obra su vida y la de su familia, los misterios de una Venecia hecha personaje, la presencia de artistas como Andy Warhol, Joseph Brodsky, Mujica Laínez, Alberto Moravia, Carpentier, Rulfo, Sábato, Borges y otros, y la curiosa vida de la diplomacia consular. Posse presenta a Venecia como el vestigio de una grandeza de vida y de voluntad que desafía a la actual Europa, incapaz de alcanzar la altura existencial de la Sereníssima.
Desde el misterio hasta lo real, la escritura fue nuestro puente. Usted, al leer, es tan creador como yo con mi pluma"