Elisa Villegas, El Universal (México), 23/02/1989
¿En ese sistema de construcción bipartita, fue realizado El viajero de Agartha, obra por la que recibió el premio en México?
Sí. Tiene muchos elementos en los que sólo la imaginación del lector pueden penetrar, aunque el tema medular es un hecho verídico en el que creo firmemente.
¿Cuál puede ser la parte «oculta» de la que nos habla en este libro. Se relaciona con su personalidad?
No. Eso no tiene que ver nada con mi personalidad. Me interesa el tema del ocultismo sin ser creyente de alguna secta. Lo que sucede es que siempre he pensado que hay fuerzas secretas que mueven el mundo. Echando un viraje a la historia de la Independencia Americana, descubrí que gran parte de las luchas se hicieron desde logias, de las cuales no hay documentación. Miranda, Bolívar, San Martín, pertenecían a logias secretas. Muchos movimientos y episodios políticos tienen que ver con esas cosas ocultas; entonces, en este sentido, me interesó, y no porque yo forme parte de alguna de ellas.
Pero, ¿sí tiene conocimiento de la existencia de estas sectas?
Sí. Investigué mucho, traté de informarme, acudí a fuentes fidedignas y además, he leído durante muchos años respecto a esto, en particular en torno del nazismo, por qué este fue un episodio de exterior. No creo que Hitler haya sido un loco que tuvo el apoyo mayoritario del pueblo alemán, esta explicación es ‘muy superficial.
¿Por qué le interesó escribir sobre este tema tan comentado y difundido?
Escribí al respecto, pese a que haya tantas novelas y películas sobre esto. Me arriesgué en él, porque creí que había que buscar la zona menos trillada, desconocida u oculta todavía, esas fuerzas extrañas que movieron a la existencia del nazismo.
Tal vez los ojos que abrí, fueron señal de sorpresa y le dijeron a Posse que no comprendí lo que explicaba con detalles. Es cierto, todavía hoy; no lo comprendo completamente pero despertó urca sensación de vacío, que me hace pensar en todo eso que él dijo con tanta seguridad.
Recuerdo su mirada misteriosa y una sonrisa enigmática, de esas que quieren decir mucho y no dicen nada porque lo que piensa el autor de ella es tan profundo para comprenderse inmediatamente.
Sin embargo, prosiguió explicando aún con más detalles, parece haber ignorado que no lo comprendía.
Hay unas fuerzas paganas, explicó. La voluntad de creer en el paganismo alemán es un principio Wagneriano del nazismo, es indiscutible, había en él un elemento Nietzchiano.
Su teoría del “super-hombre», también una relación indudable entre el nazismo y las sociedades secretas alemanas que vinculaban el nazismo con principios asiáticos, y durante el apogeo nazi, hubieron muchas expediciones al Asia Central, inclusive la esvástica es signo de esas culturas.
Digamos que había influencias y conexiones concretas con esos universos ocultos. Fue entonces que me interesó buscar por ese lado y en otra dimensión, por ese análisis del paganismo germánico que fue el que finalmente le dio fuerza y cohesión al movimiento nazi ante las masas.
Entonces, ¿cuál fue el papel de Hitler? Muchos lo toman por loco. ¿Usted no cree que haya sido así?
Considero que el nazismo no fue un episodio económico, ni una simple incitación, el paso del resentimiento histórico por haber perdido la guerra del catorce, fue más que .todo eso y Hitler fue un médium, un iniciado que despertó en las masas un fervor pagano y que desgraciadamente transformó al pueblo alemán en genocida.’
¿Cree que actualmente se viva algo semejante?
No de la misma forma que en el nazismo, pero el sentimiento paganizante, la idea de la renovación del hombre tiene lenguajes aparentemente normales en la política y la filosofía.
Lo que realmente es temible es que esas ideas tuvieran la desviación que tuvo Alemania porque la ideología en sí no es mala. Afirmó los principios paganos que hizo Nietzche y él no tuvo nada que ver con el nazismo, pues esta etapa fue una expresión que utilizó elementos de su teoría.
Es lo mismo decir que Marx, pudo haber pensado lo que iba a hacer Polpot en Camboya, eso nadie pudo imaginarlo. Considero que no pueden vincularse las cosas en la historia tan fácilmente.
De pronto sonó el timbre del teléfono, Posse se levantó y atendió la llamada. Unas cuantas palabras y nuevamente ocupaba con agilidad el sillón azul.
Mientras esto ocurría, hojeé el libro negro que resplandecía sobre la mesa de cristal. Encontré que una de sus novelas había sido prohibida en España.
Curiosamente, la intención de saber más sobre el tema del nazismo se disipó con el zumbido del aparato telefónico..y a su regreso me asaltó la duda:
¿Por qué le prohibieron su novela Los bogavantes?
Censuraron y cohibieron el libro en la época de Franco. Estaba dentro de las reglas del juego del caudillo, fue lamentable. Imagínese que la única suerte que uno tiene siendo escritor del continente verbal más vivo y extenso del mundo como es el nuestro, es que cuando le prohíben un libro en su propio país o en España, lo puede publicar en México o Venezuela, y esa diversidad es una maravilla que ojalá no se pierda nunca.
La censura es a veces una gran acción, engrandece y extrañamente, beneficia, porque se entiende mucho más el libro que se prohibió en España, en Venezuela.
Mandé ese texto un poco en la inconciencia, fue mi primera novela y eso me animó mucho, pues creo que un premio no dado impulsa tanto como el obtenido.
Abel Posse, mostró nuevamente ese gesto amable, que cautiva. Extendió su mano y me entregó una copia de El viajero de Agartha. La entrevista llegaba a su fin.