Patricio Rosales y Zamora, Excelsior, 18/11/1998
Naciones Unidas, Como las Gordas de Botero: Abel Posse.
‘El Che, un Visionario de la Atroz Decadencia Mundial’
‘Vi una Cobarde Estampida de Seudorrevolucionarios’
“¿Quién fue el Che?
Abel Posse retornó la pregunta y definió: detrás del aparente romántico, un visionario de la atroz decadencia mundial”. A este continente que hace una década calificó como «inacabado», todavía lo observa «en el tragicómico kindergarten de siempre». Dijo que las Naciones Unidas son «como una de esas gordas de Botero que corren desnudas mirándose en un mínimo espejito”, y al consejo de seguridad lo definió “…como la secretaria de despacho del Pentágono”.
Escritor y político, o político y escritor, desde el cual se le mire, Abel Posse también reflexionó acerca de esa dualidad en él: “…Fui testigo de la cobarde estampida de tantos seudorevolucionarios que en vez de combatir se enrolaron en la industria del llanto y del exilio…»
Con Los cuadernas de Praga (editorial Atlántida), Posse retomó este año su estafeta literaria. De su estado en Praga como embajador y de la probable existencia de esos apuntes secretos del Che, los famosos Cuadernos de Praga, el novelista argentino de mirada inquisidora y que hace aproximadamente un año enfrentó las preguntas de los medios nacionales de comunicación sobre el peso que tuvo su decisión sobre que no viajaran a México algunos de su colegas a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ahora con motivo de esta nueva obra, responde de nuevo a todas las interrogantes que le hicimos.
Los Cuadernos de Praga, presentada por sus editores, con opiniones que de su obra han dado camilo José Cela y críticos especializados, la novela de poco más de 300 cuartillas se empieza a deslizar en primera persona por las calles de la ciudad con mejor escenario para teatro en el mundo y poco a poco se entremezclan voces que como en una buena ficción, se confunden entre la realidad y la imaginación.
A pocos días de que ese libro comenzara a circular, Abel Posse, amable, contestó desde Perú nuestro cuestionario vía fax. Interrogado si como Viajero de Agartha en el sentido que tiene su libro los gobiernos han aprendido de los males del autoritarismo, de los resultados de las guerras y de las políticas mal aplicadas, y si hay alguna lección que en verdad el hombre aprendiera en este siglo que concluye, respondió:
No. Ni los gobiernos ni los pueblos. Pasó el siglo del mar casi sin dejar enseñanza. En los hechos estamos ante el fascismo financierista, el electrofascismo de la Guerra del Golfo. El llamado Norte es más prepotente que nunca. No hay sombra de democracia internacional. Las Naciones Unidas son como una de esas gordas de Botero que corren desnudas mirándose en un mínimo espejito. El Consejo de Seguridad es algo así como la secretaria del despacho del pentágono. Estamos en el centro de la decadencia nihilista. Sin embargo, a pesar de las ruinas de sueño iluminista-liberal y del primer socialismo: hay de positivo la conciencia de los derechos humanos y la conciencia ecológica de los jóvenes que parecen no querer ser cómplices del aniquilamiento de la naturaleza”.
Desde hace muchas décadas se habla de la búsqueda de un nuevo orden mundial, alguna vez usted sugirió un nuevo orden para el hombre y no para las cosas o para el poder. ¿En verdad preocupa eso actualmente, o la barbarie de la tecnología está ganando la batalla?
El “nuevo orden” de Bush en adelante no es más que un descarado neoimperialismo financierista. Según las proyecciones de la ONU, en el año 2025 seremos seis mil millones de bípedos dominantes y “cinco de cada seis” estarán en la zona de pobreza o miseria. Sin un nuevo orden real, sin un retorno a la naturaleza y una nueva forma de producción y consumo, todo estará perdido. Los políticos no comandan ni tienen ideas. Las conferencias sobre medio ambiente como la de Buenos Aires (antes la de Río y Toldo), son la muestra de que estamos en un tranvía varado en un desierto (aunque nos piden que sigamos cantando…).
Sigue viendo a este continente como “inacabado” en el sentido de un continente quebrado económica y políticamente. ¿En qué continente seguimos viviendo? ¿Por qué? ¿Qué caminos quedan por tomar?
Este continente cultural, nosotros, somos los eternos adolescentes. No queremos ser como somos. Tenemos miedo de ser. Como dice Baudrillard todavía queremos estar con el marsupio del poder yanqui y con la fórmula de vida de los otros. Nuestra cultura nos empuja a ser, pero no sabemos darnos una política y una economía que nos corresponda. Seguimos jugando en la segunda. Se podría pensar que sólo en caso de una implosión económica mundial nos animaríamos a saltar fuera del marsupio. Por ahora seguimos en el tragicómico ‘kindergarten’ de siempre. Somos, “la nota latina”, rítmica y animada en un balneario mundial que bosteza de tedio.
Al abordar el tema de su obra Los Cuadernos de Praga, respecto a los riesgos que enfrentó ante un personaje leyenda de muestro siglo, a las intenciones primarias de ser biográfico o interpretativo y a la Inquietud de sumarse a la amplia bibliografía sobre el Che, respondió:
“Escribir sobre Guevara es ante todo la más legítima tentación de un novelista ¿Hay alguien más apasionadamente novelesco? Es un romántico trasladado a la más cruda realidad política de un siglo atroz y violento. Creía que la suya seria la «última violencia» antes del hombre nuevo, era Byron desembarcando en Missolonghi.
Las extraordinarias biografías publicadas –retomó- cubren su peripecia histórica y exterior. A la novela le toca el viaje a la intimidad. A ese sótano don, de llevarnos la deuda, el miedo, la raíz del coraje, la angustia y nuestro negocio con la muerte propia. Yo fui por ese Guevara, pese a tantos libros publicados. Además, como argentino, creo que puedo interpretar algunas cuerdas personalísimas de su carácter».
Si el Che fue para muchos un revolucionario que ofrecía una esperanza, hoy día -se han perdido ese tipo de imágenes- necesitamos de seres que apuesten por la liberación de los pueblos…
¿Hay paralelos en los ideales del Che y los del subcomandante Marcos en México, aunque sea un guerrillero que utiliza los modernos medios de comunicación?
Guevara es una presencia de coraje y determinación en un momento de política gris, de carencia de convocatorias heroicas. Creyó en la justicia social y en un socialismo como instrumento fundacional de un hombre nuevo. Perdió su apuesta militar, pero en el umbral del nuevo siglo, sentimos que el mundo tendrá que saber crear una gran respuesta social, más allá de los primeros socialismos ya fracasados (también el capitalismo se creó en varios ‘rounds’ desde el renacimiento europeo y el iluminismo). Ante la inminente implosión o aporta del actual mercantilismo tecnológico, la aventura de Guevara ya no parece ‘el último gesto romántico’. como escribiera un conocido mexicano. Tal vez Guevara está más en siglo XXI que los asesores economicistas de Salinas de Gortari…
Agregó: ‘Lo del Subcomandante Marcos es un episodio de raíz cultural: en el momento de mercantilismo amoral, el pueblo mexicano recordó el drama cultural, la existencia de una gran cultura burlada por una política mercantil. Enero de 1994 es una fecha crucial. Pero todo eso está por pensarse: ya no podemos arreglar más con retazos ideas muertas, sean del totalitarismo mercantilista o del marxismo bidimensional, pedestre, que Guevara pensó superar a golpe de heroísmo»…
En suma, ¿quién fue el Che?, cómo definirlo en pocas palabras tras haber rastreado a fondo sobre su vida y obra?
Fue tal vez el supremo “condottieri” de nuestra época. Como una imagen crística, murió en su cruz pero se transfiguró en símbolo de rebeldía. Les recordó a sus contemporáneos transaccionistas que muchas veces están más muertos los que no mueren. En Praga, esos meses después de la derrota en el y antes de Bolivia, vive la más quijotesca y soledosa aventura por un lado comprende que el socialismo soviético se desmorona en un consumismo de comisarios y que el capitalismo se consolidará en el seudoliberalismo despiadado de hoy. Entonces quiere recordarle a los chinos y rusos que sean revolucionarios, que se animen a esa confrontación final cuya chispa encenderá él con su `foco continental’ en Bolivia. ¿Quién fue el Che? Detrás del aparente romántico, un visionario de la atroz decadencia mundial.
Un tema de controversias es el de la vinculación de los artistas con el poder. Desde 1965, como diplomático usted mantiene viva esa unión con lo cual ha ganado amigos y enemigos. ¿Qué tanto ha pesado esto en su vida personal, literaria y de relaciones con sus colegas? ¿Qué ha ganado más, amigos o enemigos? ¿Se pierde o se gana en todos sentidos?
En efecto, desde esa fecha soy diplomático de carrera. Esto ha sido un formidable alimento para gente que me odia con entusiasmo, especialmente en Argentina. Tuve cierta dificultad lamentable para enrolarme entre los idiotas de izquierda o de derecha. Fui testigo de la cobarde estampida de tantos seudorrevolucionarios que en vez de combatir se enrolaron en la industria del llanto y del exilio. No me perdonarán haber sido un testigo de esa aflojada de quienes son el reverso de Guevara y hoy pretenden juzgar y juzgarme. Pero al mismo tiempo me alegro de no haberme sumado a la gran orgía de violencia inepta y artesanal que sacudió a mi país. Mantuve mi timón para salvar mi literatura del desquicio. Hoy no comprendo cómo muchos no tienen vergüenza de haber seguido a sujetos como Firmenich o Galimberti con su mezcla de sacristía provinciana y bombas molotov que les explotaban en las manos.
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