Sinopsis:
En 1983, Abel Posse vivía en París con su mujer y a su hijo Iván, de quince años. Un domingo de invierno al mediodía, el matrimonio salió a comprar el regalo de un amigo. Al regresar, sin que nada lo hiciera prever, les esperaba el descubrimiento más terrible que cualquier padre puede imaginar: el suicidio del hijo.
A casi tres décadas del suceso que marcó su vida, A. decide relatarlo. Todavía puede reconstruir al detalle esas primeras horas: el cuerpo inerte, la sangre, su estupor, la desesperación de la madre, la llegada de los gendarmes, los fríos trámites, el entierro en Père Lachaise. El dolor, la vergüenza, la culpa, la bronca...
La necesidad de desentrañar lo que jamás creyó posible lo lleva a emprender un tour de force detectivesco por el alma del hijo, de pronto, tan desconocida. Examina sus papeles, se entrevista con sus amigos, sus profesores, su médico. Un año después, el trabajo lo destina a Israel. Con su mujer deciden hacer el viaje desde Francia en automóvil, pasando por Grecia. Mileto, Tel Aviv, Jerusalén son el escenario exterior de un viaje iniciático para emerger del laberinto de sufrimiento y muerte que supone la brutal desaparición voluntaria de su hijo adolescente.
Con un estilo depurado que alcanza su máxima excelencia en las estas páginas, Abel Posse ofrece un testimonio de una crudeza sobrecogedora, el documento existencial de un padre que encuentra en la escritura su forma personal de exorcismo. Cuando muere el hijo es una crónica real pero es también una obra literaria inclasificable, perturbadora e imposible de olvidar.
Críticas:
Después de 26 años de silencio, Abel Posse acomete un desafío mayúsculo: ponerle palabras al mayor dolor, a aquel que se resiste ferozmente a ser relatado. En Cuando muere el hijo muere, el reconocido escritor argentino enfrenta la muerte de su único hijo (quien a sus 15 años decidió matarse con el revólver de su padre) y cuenta cómo construyó, junto a su esposa, una filosofía para soportar lo insoportable.
"Narrar el suicidio de un hijo", La Gaceta, Tucumán, 25/10/2009
« Durante 26 años no le dije a nadie, ni a mi hermana ni a mis mejores amigos, cómo habían sido esos días en que conviví con el cadáver de mi hijo. Hay dos reflexiones fundamentales en el libro, que es la crónica de una tragedia y un itinerario para comprender la muerte de una manera alternativa. Una reflexión gira en torno a la muerte, particularmente a la de aquella que cae sobre el ser que debería sobrevivirte, y la otra sobre la vivencia de la ausencia, una vivencia que puede llevarte a una etapa muy feliz en la que te das cuenta de que el muerto vive dentro tuyo, que uno es el último camino de su vida en el mundo. Anaximandro tiene un lugar especial en mi libro porque es el filósofo que se da cuenta de que el cosmos que percibe en soledad, en la noche estrellada, se presenta como un abismo en el que puede caer; y pensaba que el error que se cometía era pensar que la Tierra era algo distinto, excepcional, privilegiado dentro del cosmos. "Todo lo que es ya no será, nada nace y nada muere", dice Anaximandro. Estas ideas quedan excluidas rotundamente a partir de Sócrates. Por eso Heidegger, cuando le pregunté qué le recomendaba a los jóvenes filósofos, me dijo: "que lean hasta el último de los presocráticos pero que nunca pasen ese umbral.»
Abel Posse, entrevistado por La Gaceta, Tucumán, 25/10/2009
Ediciones en Castellano:
- Emecé Planeta, Barcelona (2010)
- Samarcanda