Miriam Freilich, El Nacional (Caracas), 06/12/1987
Mientras el escritor-diplomático Abel Posse-Abel Parentini respondía a la entrevistadora en su despacho en Tel-Aviv, en Caracas se disponía la segunda edición de Los Perros del Paraíso, la novela con la cual el argentino obtuvo el Premio Internacional «Rómulo Gallegos».
No sabía nada de eso. Lo que sí sabía el escritor era que sólo había recibido, por medio de su agente literario, un ejemplar de la novela editada por Monte Avila y esperaba que le llegaran los 20 ejemplares correspondientes.
Y tenía varias noticias: la novela será traducida al hebreo por el profesor Elías Austridan (quien hizo lo propio con obras de García Márquez y Cortázar), será traducida al inglés y su agente literario recibió peticiones de cuatro editoriales suecas, una alemana y otras tantas solicitudes de otros países.
Por otra parte, se estaba preparando para el encuentro que en su honor auspiciaron su embajada, la Asociación de Amistad Israel-Argentina, con la adhesión de la Universidad de Tel-Aviv (donde se realizó el evento el 30 de noviembre), la Asociación Israelí de Escritores de Lengua Castellana y la Asociación Internacional de Escritores Judíos de Habla Hispana.
Le tocaría presentarlo al Encargado de Negocios de la Embajada de Venezuela en Israel, Néstor Valera, ya que el embajador Néstor Coll Blasini se encuentra de vacaciones aquí.
El análisis de la obra de Posse estuvo a cargo del doctor Nathan Lerner y Posse hablaría sobre “Latinoamérica e Israel en la experiencia de un escritor”.
LA ENTREVISTA
Cuando cuenta que su libro será editado en hebreo por Massada, nos acordarnos de algunas partes de la novela donde el escritor propone a un Colón «ambiguamente circuncidado» y preguntamos cómo cree él que será recibido el tratamiento irónico del tema judío en la historia de América. Y él, con sus ojos de gato y su sonrisa pícara recatada, responde:
« El libro interesó enormemente por la inclusión del tema judío en la historia de América. Porque propongo un Colón -con todas las dudas históricas- judío. Es un hombre oportunista que se siente judío, hay cartas de relación -sobre todo del tercer viaje- donde señalaba que se sentía de la raíz de Isaías. Sólo un hombre muy conocedor, circunstanciado con la Biblia y los temas judíos podía escribir lo que escribe sobre Moisés, David, con relación a América, con el Dios del Génesis. »
LA NOCIÓN DEL PARAÍSO
-Sí… su noción del Paraíso es absolutamente judaica: son los viejos temas que se venían tratando en las sectas judías medievales: el retorno al paraíso terrenal
Le pregunto sobre el asunto porque pudiera caerse en el simplismo estereotipado del «judío oportunista», lo cual pudiera ser mal interpretado ….
Cuando llegué aquí, tenía miedo de que el libro, por algunas alusiones que hago a los judíos, pudiera ser tomado a mal. Pero no: la gente lo comprendió perfectamente porque no hay gente más crítica que la gente de este país. Tiene un sentido de crítica despiadado que es muy constructivo de viejos valores que no sirven. Encontré una comprensión total por este tema.
Y Posse se recrea hablando de las contradicciones de Colón, de su genialidad: “es un genio, vive todo el extremo. Era grande y era mínimo: tan cínico, por ejemplo, como para creer que los indios eran ángeles que se amaban unos a los otros y al mismo tiempo proponer la primera venta de 300 indios”.
El DIPLOMÁTICO Y EL ESCRITOR
Equilibra su cargo diplomático con su vocación literaria muy bien. Usa su apellido materno como escritor y utiliza el paterno para las lides diplomáticas.
En unas declaraciones a la periodista Marlyn Czajkowski le decía que todo escritor es un travestista. Usted comenzó escribiendo poesía y luego pasó a la prosa. Combina un mundo tan «real» como el diplomático con la creación, la imaginación, la fantasía. ¿Es ese su travestismo?
Yo decía travestismo por la necesidad de buscar otros rostros. La diferencia entre lo profesional, la realidad mundana… uno tiene que vivir y sobrevivir. La realidad del pensamiento, de la creatividad… un hecho tan particular y extraño. Eso crea la necesidad de buscar fórmulas de travestimiento. El escritor va buscando estilos y eso es una forma de pasar de una máscara a otra hasta que encuentra la única máscara que se adapta a sus facciones. El secreto del escritor es alcanzar esa máscara final, la de su rostro. Mutable, variable, pero que se adapta a su rostro y a su voz. Es eso lo saben los poetas.
¿Cómo fue su proceso?
Un cambio Total. Yo era un escritor argentino y por eso considero que soy un gran desertor de las filas de la literatura argentina porque la considero un poco arrogante; que tuvo éxitos enormes -por ejemplo, el maravilloso de Borges-, pero al mismo tiempo creó esa separación de América, del sentir de América. Una ciudad psicoanalítica y psicológica… hay una gran riqueza en eso pero es una riqueza parcial.
He encontrado semejanzas en el carácter del israelí y del argentino: aquí se discute mucho, se denuncia…
Aquí hay 50 mil argentinos… y también noté eso: la forma de denunciar, las polémicas y las razones… como si fueran racionalistas franceses… una contradicción enorme.
¿Estarán buscando eso que llaman «identidad» los dos países?
Por eso busca, habla, habla y habla …por eso en Argentina es un éxito el psicoanálisis.
¿Y acá?
Acá menos porque aquí la gente está tan tensionada por la realidad que el psicoanálisis queda como un lujo privado.
¿Cómo se siente usted en Israel?
¿En qué sentido?
Como escritor, diplomático y ser humano.
La primera curiosidad fue sentirme un poco como en Argentina por eso que le dije antes. Luego, encontré un panorama político muy interesante porque es uno de los enclaves del orden mundial.
A lo largo de toda la historia de Occidente, la zona de fricción estuvo frente al mundo árabe -antes y después de Lepanto-, nunca la tecnología y la visión del mundo europeo (el progreso, la razón, como decían) tocaron al mundo árabe que es muy resistente.
Y este país es el límite.
Claro, éste es el límite por eso digo: es la zona de esa división histórica. La gente que trata de interpretar el problema árabe con una visión inmediata, con fórmulas, como si fueran dos países peleados, no entiende nada. Es una cosa mucho más profunda, de difícil solución.
Hay razones religiosas, culturales, geográficas, políticas, históricas.
Una visión del progreso que no tienen los árabes y que no tienen tampoco algunos israelíes. Luego, desde el punto de vista interno del país, es fascinante por sus quebraduras: es un mundo en ebullición. Tiene una extraordinaria actividad y creatividad y una extraordinaria decisión de vivir, muy difícil de encontrar en otro país. Acá todo parece fresco: como el primer día del mundo. Precisamente de eso hablaré (ya habló) en la Universidad de Tel-Aviv: la relación de un hombre que viene de un continente (el latinoamericano) que tiene que nacer : sentimos que no nos hemos organizado todavía en la altura que merece nuestra sensibilidad y posibilidad geográfica y humana. Pongo el ejemplo de Israel: ¿en qué medida, esa decisión de ser es fundamental en cualquier país? Yo no quiero que esto conlleve ningún juicio político en favor de Israel (habla el diplomático), torno existencialmente esa decisión de ser como algo admirable.
LA CREACION, LA PESCA Y EL GOLF
Abel Parentini Posse nació en Córdoba, Argentina, en 1939. A los tres años de edad, fue llevado a Buenos Aires donde se crió y creció. En París estudió ciencias políticas y literatura. Viajó mucho: la URSS, España, Italia, Brasil, Perú…
« Volví a Buenos Aires pero tenía la presencia continua de esa otra Argentina, la del interior, en mi madre y mi abuela. La presencia de Tucumán, una provincia que es completamente tropical. El reencuentro con esa infancia onírica fue en Perú (allí era donde pescaba). Pero hubo otro hecho que cambió mi vida corno escritor: haber vivido seis años en Venecia porque es como vivir dentro de una obra de arte, dentro de una escultura o un gran cuadro. »
Interiorizar eso debe haber sido difícil, imagino que le provocó contradicciones violentas.
Claro porque el arte es fundamentalmente metáfora, es tratar de tomar conciencia afuera de la realidad que uno vivió: el objeto, la materia del ser y de uno mismo. No puede hacer metáfora de una metáfora.
¿Por eso la ruptura entre el lenguaje de sus anteriores novelas «Los bogavantes» (terminada en 1968 y publicada en 1975) y «La boca del tigre» (1971, con la cual ganó un Premio Nacional de Literatura en Argentina), y Daimón (1978)?
En mis anteriores novelas había un lenguaje de conductor lineal. Eso cambió. Simplificando: dejé la palabra que es lo único que queda.
El entrevistado cita a un crítico italiano quien, refiriéndose a la Divina Comedia, decía que no es sólo la poesía de la palabra o el trabajo de la palabra en la prosa: es la construcción de situaciones e imágenes que tienen que ser propias, originales, cautivantes… Todo eso para que el arte pueda vivir.
Además de la construcción de imágenes y situaciones, en Los perros del Paraíso hay una irreverencia y una ironía notables ¿La ruptura con las anteriores obras no le creó problemas al «señor Parentini» o al «escritor Posse»? ¿Esquizofrenia?
¿La ruptura del lenguaje y de la realidad? (repregunta él)
Sí.
Fue difícil. Es un universo fascinante. El primer libro de esa ruptura me llevó cinco años, el segundo, tres… cada libro de estos me cuesta tres años de trabajo.
LA DISTORSIÓN
Está consciente que distorsiona las figuras históricas pero agrega que esa suerte de movimiento surreal y esas distorsiones «siempre están ligadas a un realismo básico».
No quiero ser meramente un imaginativo libre. Trato de dar un contenido, una linealidad y una explicación final. Mis personajes tienen que vivir y eso no es fácil: porque trato de encarnar ese lenguaje -que no es normal, que no es el de todos los días- en un personaje como si fuese real.
¿Esa es su manera de no dividirse?
Eso es: para encontrar la síntesis.
¿Ha seguido escribiendo poesía?
Sí pero poco. En todo caso, todo escritor es un estratega: piensa que está haciendo una obra, que está cumpliendo varias etapas aunque algunas no se cumplan o se contradigan. A veces, pienso qué suerte sería abandonar tanto trabajo de la prosa e ir a la síntesis… esa absoluta y maravillosa poesía. Tengo una gran envidia por los poetas que pueden dar la esencia de las cosas.
LOS HERALDOS NEGROS
Está escribiendo Los Heraldos Negros (para completar la trilogía conformada por Daimón, Los Perros del Paraíso y esta novela):
Ya tengo escrita la parte europea y me falta la parte americana que es la fundación de las misiones jesuíticas. Pienso terminarla el año entrante.Mientras que Daimón es el conquistador (mitos e historias verdaderas o ficticias del continente latinoamericano), Los Perros del Paraíso, es el Descubrimiento. La nueva novela será “el cura.”.
Lo centré en la mayor ambición de los católicos en América: la creación de un Imperio, una Jerusalem Terrenal. Ellos consideraban que los indios tenían poca alma y que usarían a ese elemento “maleable” para crear el hombre del futuro… el delirio total. Juego con el choque de la metafísica de la culpa que trajeron los jesuitas con la extrema religiosidad cósmica que tenía el hombre de América.
UNA DE TANGO
Abel Posse, definitivamente está buscando su “máscara”. También terminó recientemente otro libro: un homenaje al Buenos Aires que él conoció:
« Es al revés de todo lo que se cree Buenos Aires. Esa arrogancia queda destruida por un Buenos Aires que yo creo haber conocido y vivido: más tolerable, el del porteño anterior, el que produjo esa riqueza humana, hombres como Borges, Sábato, Cortázar, abiertos al mundo. Esa ciudad donde los escritores hablaban de metafísica en los cafés, esas noches intensas, el humorismo, la contradicción entre la gente vestida a la inglesa, con corbatas de seda, y los castigodos inmigrantes que habían llegado tras los pogroms (matanzas) de los rusos. Ese Buenos Aires que recibió inmigrantes de todas partes, a los judíos que trajeron la música, a los italianos, españoles…en la que diariamente se editaban periódicos en hebreo, idish, italiano, inglés, francés y se vendían en los kioskos. La novela no tiene nada que ver con lo descriptivo. La empecé en Venecia hace doce años y la terminé aquí en Israel. Es fragmentaria, tiene muchos personajes, en un tiempo muy curioso del mundo que, si Dios quiere, se va a producir. Es el rescate de una ciudad cosmopolita que no se debe perder por la arrogancia estúpida del porteño contemporáneo (habla el escritor).
LOS GATOS
El Ministro Consejero de la Embajada Argentina piensa que pronto deberá regresar a su país de origen pues lleva fuera de él más de siete años (antes estuvo en París). Por ascenso le correspondería ser embajador. Eso si lo destinan a otro país. Mientras, dedica algo de su tiempo a jugar golf: «es una terapia por una pérdida que tuve, muy dolorosa».
No lo dijo, pero sabemos que se relaciona con la muerte de su hijo, en París.
A Posse le gusta el cine (su padre fue un productor cinematográfico famoso en la década del 50), el mar, los viajes. Tiene muchos gatos en su casa israelí la cual califica de muy linda, con palmeras. Vive muy cerca del mar. Mediterráneamente.
¿Y ese amor por los gatos?
No es amor. Es porque hay que respetarlos. Los egipcios los consideraban dioses y en la Europa de la Edad Media, corrió la especie de que eran demonios… el gato es una especie perseguida, una especie sabia, muy meditativa y sabe que el hombre no es bueno -una ventaja que tiene sobre el perro y un gato nunca delataría a nadie. En cambio, un perro puede trabajar en la policía.
Ironía: sus perros (los del libro) sí son del paraíso.