La Razón – 21/11/66 (pag 083)
«La cultura en la Unión Soviética parece tener siete vidas, porque ha sobrevivido pese a todo lo hecho y deshecho por el comunismo. Producido el hecho revolucionario de 1918, el mismo Marx tuvo una actividad crítica en lo cultural, revelando su formación humanística Llegó al extremo de valorar como método la duda ante la realidad de la vida, es decir, ante el mismo origen del pensamiento bolchevique. Pero Lenin dio a la organización política gobernante de la nueva Rusia mayor predicamento sobre lo cultural. pese a lo cual en el período revolucionario que alcanzó hasta 1924 hubo poetas y literatos que abordaron el sentido humano frente a los abusos de los zares y lo que ellos siguen llamando la sociedad burguesa. Hasta aparecieron intérpretes de una juventud «rebelde». Entre ellos figuró Boris Pasternak que, como poeta, no como escritor, no pudo resistir la formación alemana que había tenido y que no coincidía con la nueva situación en su patria, Las mismas películas de entonces como «Octubre» o «El acorazado Potemkin», revelaron iguales sentimientos libertarios humanísticos por parte de sus autores y directores. El cambio mayor, en el proceso aún no terminado, se opera desde 1934 en que Stalin ataca y ultraja la creación cultural. La clase obrera pasa a conducir la vida del intelecto ruso. Es la gran agresión contra la cultura. Yanov, el célebre comisario de esa actividad, no acepta ni la «crítica creadora» dentro del régimen staliniano. Las libertades se enumeran conforme los intereses de los trabajadores. Nadie olvida los poetas y escritores suicidados que escribieron anatemas contra la tiranía con su propia sangre, pero Stalin exigía «consolidar la revolución». Se suprimió hasta el campo de la lírica. Todo elemento cultural tenía que ser agente difusor de los ideales del Estado comunista. Los pintores tan sólo pudieron realizar escenas de las llamadas ciudades pioneras fundadas en Siberia para hacer propaganda política. Se desataron acusaciones y persecuciones contra los espíritus creadores de la literatura, pintura, teatro y hasta la ópera, La cultura entró en abierta colisión con la pura política stalinista. La filosofía creadora también desapareció, perdurando sólo la exégesis del líder como ocurre hoy en la China de Mao. Un escritor polaco llamó al proceso «marxismo institucionalizado». Pero murió Stalin y se realizó el 20° congreso del partido, donde Khrushchev denunció toda la represión cultural. Y se produjo un «deshielo» porque había crecido demasiado la fatiga intelectual por la obra de Stalin. Jóvenes rusos habían tomado contacto durante la guerra con hombres de Occidente. Poetas rusos fueron a París e hicieron el panegírico del valor de lo bueno y de lo bello de la vida. Uno de los libros de esos intelectuales «libres o liberados» se agotó en una hora en las librerías de Moscú. A partir de 1962 hubo restricciones nuevamente pero ya no castigos, persecuciones ni prohibiciones absolutas y hoy puede advertirse que se otorga a lo cultural la eterna función creadora aunque el pueblo ruso no tiene acceso a ninguna producción occidental de ese carácter, si bien revela protestas por los conocidos castigos a intelectuales soviéticos. Y en el campo de la técnica se ha avanzado más en cuanto a la elasticidad de la vida informativa cultural». Esto afirmó, en síntesis, revelando erudición, el profesor doctor Abel Parentini, designado agregado cultural argentino en Rusia. en una charla dada en la facultad de Estudios Sociales Joaquín V. González (FES) ‑ Quintana 142‑ al cerrarse un curso de ciencia política. El disertante fue presentado con expresivos conceptos por el rector y el decano.