Fermín Ramírez, Uno más Uno, 19/10/1989
La reflexión sobre el rechazo de la filosofía judeocristiana que representó el nazismo y la pregunta por las causas presentes detrás de esa manifestación bélica que surgió en Alemania, a la vez que una reflexión sobre la represión, argumento literario del viaje secreto del oficial nazi Walther Werner hacia India y Asia, con la finalidad de rescatar -por instrucciones del Führer- a un dios sepultado, caracterizan a la novela El viajero de Agartha, dice su autor el escritor argentino Abel Posse, quien hoy recibirá, de manos de Manuel Bartlett, secretario de Educación Pública, el premio Literario Internacional Diana-Novedades 1989, obtenido por la novela de Posse.
Posse, quien entre otros premios obtuvo el Rómulo Gallegos por su libro Los perros del paraíso, ingresó en 1965 al servicio diplomático de Argentina y ha vivido de cerca los problemas políticos y económicos de su país y América Latina, abordó estos temas en entrevista con Unomásuno.
El escritor considera que actualmente existe en Argentina un proceso de toma de conciencia respecto a su pertenencia a América Latina. «Argentina –dijo- vivió una etapa ilusoria de unos 40 o 50 años en la que creyó que era una periferia de Europa. Una persona como Jorge Luis Borges creía y pregonaba eso, lo que no afecta en nada su indiscutible calidad literaria. Sin embargo, sobre todo en los últimos tiempos con los grandes golpazos económicos y políticos que hemos sufrido, nos hemos visto inmersos en un proceso de latinoamericanización.
«Los escritores hemos tenido los peores momentos de los últimos 50 años, porque en nuestros países la cultura ha sido considerada siempre como enemiga o prescindible. México es un caso aparte, por la existencia de la Universidad Nacional Autónoma. En estos momentos de crisis, los hombres de la cultura son siempre los primeros en pagar; con su piel, si la crisis es política, porque serán los primeros en ser desaparecidos. Y si la crisis es económica, serán los primeros en ser despedidos de los diarios.
«Salvo 4 o 5 escritores conocidos que somos los que estamos editando en Argentina, la mayoría de los escritores jóvenes no pueden publicar sus libros. No es una necrosis, es un episodio absolutamente coyuntural que ya se está superando. En ese sentido el nuevo gobierno de Argentina creó una corriente de entusiasmo y de unidad positiva para los escritores».
Lo mejor que puede hacer el gobierno de Menem con respecto a los escritores e intelectuales de Argentina, según Posse, es dejarlos en paz y que tengan sus mecanismos económicos para vivir, igual que debe hacer todo presidente. Consideró que Menem es un hombre liberal que padeció la represión, «estuvo preso cinco años», y que el momento actual es bueno en cuanto a la libertad de expresión.
«Lo que se espera ahora –añadió-, es que el tejido económico del país mejore un poco para que no se repita la monstruosidad de que el escritor no pueda sobrevivir como tal y que no pueda ocupar espacios en los medios de comunicación».
Respecto a la relación que existe entre su trabajo como diplomático de carrera y su labor como escritor, expresó:
«La diplomacia me ha servido como un sustento económico en un mundo como el nuestro que, salvo cuando uno tiene ya varios libros, es un marginado en ese aspecto; en un mundo en el que no se reconoce a los escritores o se les absorbe como propagandistas del régimen o los castigan. Entonces hay que ser un estratega, como me dijo una vez Carpentier, a quien yo admiro muchísimo; porque el poder político siempre trata de afiliar al escritor, en vez de escucharlo y cuando a uno lo promueven mucho, ya está en la zona de peligro».
Interrogado sobre Octavio Paz y Carlos Fuentes, escritores mexicanos que como él han incursionado en el ámbito diplomático y que ahora son mencionados como posibles candidatos a obtener el Premio Nóbel de Literatura, opinó: «Octavio Paz siempre me impresionó como un ensayista de corte europeo, de alto nivel, y Carlos Fuentes me parece una de las personalidades más complejas y ricas de la literatura latinoamericana, por la enorme variedad de sus preocupaciones; tiene una formación muy argentina, en el sentido de cosmopolita, y ha sabido integrar lo americano con bastante soltura y con una apertura política siempre libre, de gran valor, donde siempre hay una fibra de nobleza y preocupación por lo americano».
Destacó la obra ensayística de Octavio Paz, pero no dijo nada de su poesía ¿por qué?
Porque yo nunca vibré con los poemas de Paz. Quiero dejar expresamente en claro que es un problema personal mío. Cuando tenía 17 años leí a Neruda y me emocionó y me pareció un genio. En la actualidad lo sigo considerando un poeta oceánico y muy americano. De la misma manera sentí en Vallejo la profundidad intensa del hombre americano, como en Rulfo y José María Arguedas. En Vallejo conocí la versión más profunda del hombre americano a través de la poesía. Jamás llegué a sentir esa emoción poética con Octavio Paz -debe ser incapacidad mía-, en cambio, en sus escritos ensayísticos encontré cosas de valor y, sobre todo, muy sugestivas.
Es la búsqueda de la América profunda, según el autor de El viajero de Agartha, lo que puede ayudar a América Latina a encontrar una perspectiva adecuada para la solución de los problemas que le aquejan, es el reconocimiento de la diversidad cultural y social que representa y lejos de planteamientos de unidad que equivalgan a uniformidad, porque considera que «todo el pensamiento occidental político tiende crear fórmulas únicas, que son la raíz del imperialismo», porque el imperialismo «sostiene una fórmula única que quiere repetir en todas partes».
México y Perú, son para Abel Posse, los grandes polos culturales donde se ubica «la América profunda». De México señaló: «Es un país de la actualidad con un gran pasado que ahora integra a sus perspectivas presentes, lo que hace de él un país pujante. La imagen mayor que podemos tener de México los argentinos es a través de la cultura. Para nosotros, sobre todo desde los tiempos de Alfonso Reyes, es un país de cultura viva y presente, es el país más vivo desde el punto de vista americano; una aventura más marcada».
Respecto a la actuación política del escritor Mario Vargas Llosa en Perú, Abel Posse, quien vivió varios años en el país andino, señaló: «Creo que procede de buena fe, porque de otro modo no se lanzaría a una aventura que le reste tiempo a su trabajo iliterario, pero está equivocado en su orientación. El quiere alcanzar una fórmula de eficientismo que haga progresar económicamente a Perú y conectarlo con el mundo que él llama moderno. A ml me parece bien ese proyecto, pero creo que es imposible realizarlo cuando uno de los sectores mayoritarios del país no quieren integrarse a él. Esa es una resistencia que ya cumplió 500 años en los pueblos andinos. Una resistencia centralmente cultural. El hombre del estar no cree mucho en el hombre del hacer, ni cree que el homo faber occidental sea el único modelo posible de hombre.
El escritor argentino advirtió que la izquierda latinoamericana ha sido incapaz de proponer una alternativa sólida de desarrollo para los países latinoamericanos, en gran medida «por su automarginación» y por la premura en formular proyectos pasajeros sin un sostén sólido, problema que se ha agravado por la situación que atraviesa la perestroika en la Unión Soviética. Sugirió meditar detenidamente en la formulación de proyectos verdaderos y profundos que consideren el sincretismo entre la cultura antigua y las actuales circunstancias políticas, sociales y económicas, que conforman la cultura contemporánea.
Al retomar el tema de la situación política en su país, Abel Posse, se refirió al indulto que otorgó el presidente Carlos Saúl Menem a militares argentinos, procesados por distintos delitos, en los siguientes términos: «es la zona de choque que tuvo con el consenso absoluto que tenia en el país. Lo hizo con un cálculo político que él conocerá. Sobre el indulto sólo se puede decir que será en el futuro cuando se sepa si esta medida fue justa o injusta, como parece. En realidad el indulto es un paso muy importante y muy grave, no quiere decir que estas personas hayan sido eximidas de su condena. La sociedad los condenó a través de la justicia y Menem los perdonó en uso de su facultad individual como presidente de la República. Que esa medida vaya a servir para que esas personas reflexionen y no cometan los mismos delitos, es un riesgo enorme y grave. En toda sociedad cuando se suprime la noción de castigo, es posible que las personas pasen a la noción de impunidad, eso sería lo grave de este episodio. Lo positivo sería decir, posiblemente dentro de 20 años, «Menem tenía razón, hacía falta pacificar al país; estuvo bien que los criminales anduvieran sueltos”.
Los diversos problemas de Argentina que ha atravesado últimamente, no han alcanzado una expresión literaria adecuada, según Posse, puesto que «a veces lo inmediato ciega al escritor y escribe mal».
«La obra testimonial sobre Malvinas –abundó-, sobre el drama de la represión y los desaparecidos políticos, por ejemplo, no ha alcanzado obras que podamos recordar, salvo El libro de Manuel, de Julio Cortázar, que después de todo no es lo más significativo de su obra, pero en general los testimonios han sido muy primitivos todavía».