La Nación, 14/04/1989
La eliminación de las fronteras culturales es uno de los objetivos prioritarios de la Comunidad Europea. Así lo señaló el embajador de España, Raimundo Bassols y Jacas, al presentar a Abel Posse, elegido «por unanimidad entre los embajadores, por su carácter de diplomático, escritor y gran conocedor de Europa» para hablar sobre «Europa y la crisis cultural y política de Iberoamérica».
«El choque de las culturas europeas y americanas es, justamente, mi preocupación literaria, porque creo que el viaje de 1492 fue el más significativo de la historia», comenzó Abel Posse.
Analizó, luego, la reciente recuperación de Europa como centro de poder cultural y político de Occidente, después del «eclipse del fascismo y de la breve dominación de las superpotencias surgidas en Yalta». Expresó que Europa retomó su lugar central, incluso los países del Este, que son protagonistas de una intensa movilización política y social.
Un Ave fénix
«Los americanos vemos a Europa como un Ave Fénix que renace y para nosotros es un ejemplo. Recordemos cómo se reconstruyó Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pensemos en Italia hasta 1975, con las Brigadas Rojas, y la querida España, con su guerra civil. Los argentinos deberíamos tener a la vista estas naciones con sus grandes culturas que han sabido renacer», dijo.
Posse afirmó que las superpotencias viven, sin embargo, una crisis cuya raíz es cultural. «Eso las obliga a redimensionar una expansión y una hegemonía injustificadas».
El autor de la novela La reina del Plata, que acaba de aparecer, destacó el valor de lo cultural como prioritario en el resurgimiento de los nuevos espacios de poder del mundo multipolar, que se está configurando en los últimos años. Nombró a Japón, India, China, el Pacífico, el mundo árabe y la Comunidad Europea.
Afirmó: «Todos estos espacios se afirmaron desde su poder cultural ancestral». Y agregó: «El pragmatismo y el lamentable neopositivismo nos llevaron a creer que lo cultural es secundario, al menos no determinante, pero es al revés».
América latina
Expresó que América latina es, en efecto, un espacio de subdesarrollo político y económico, pero «su resurgimiento bolivariano no podrá impedirse porque es una zona de desarrollo cultural. Tenemos un estilo, un idioma y valores similares».
Insistió Posse en el gran nexo de unión que es el idioma, un idioma «en el que se puede escribir incluso contra España, porque el idioma es un universo de valores, el gran continente verbal».
Agregó que el idioma que hablamos y escribimos ya no puede llamarse solamente español, sino hispanoamericano o «hispamericano».
«Hasta ahora dijo Posse- sólo los hombres de la cultura han mantenido vivo un criterio unitario mientras que los políticos y filósofos quedaron en la retaguardia, salvo contadas excepciones. La única reflexión y conciencia de la unidad de América la encontramos en los poetas y en los novelistas.»
Como argentino, insistió en la necesidad de la integración cultural. «Ya tuvimos la tentación de sentirnos europeos, por un lado, o americanizarnos tanto como para aceptar sólo las civilizaciones precolombinas», dijo.
Descubrimiento
«El Descubrimiento fue un choque de culturas, terrible tanto para América como para España, pero el pasado está hecho para que lo aceptemos y superemos», afirmó. Y recordó los primeros cronistas. Colón vio «peces como pájaros sumergidos», citó, y de Bernal Díaz del Castillo dijo: «Era un soldado que no sabia que era escritor». Con humor señaló el choque de culturas como el inicio de la deuda externa, cuando «intercambiaron cascabeles por oro».
Analizó, luego, la presencia de Europa como una constante desde «el Big Bang del Descubrimiento y luego en el Cubrimiento de América, durante los dos siglos y medio de dominación colonial».
Opinó Posse que los imperios han despreciado el alma de los conquistados, pero no sus cuerpos, y citó a Bartolomé de las Casas: «Hasta los clérigos tienen varias concubinas». La bella isla descripta por Colón, los cuerpos desnudos y una religión cósmica fue, a juicio de Posse, «destruida por la religión imperial, que nada tiene que ver con la religión cristiana».
Afirmó Posse que los escritores nunca dejaron de saber que habitan un solo continente verbal. Ejemplificó con Borges, Lezama Lima, Carpentier, el portugués Guimaraes Rosa, la voluntad de apropiarse por derecho propio de las culturas exteriores y tornarlas hondamente americanas en su obra. «Borges -dijo-, es el escritor que los europeos hubieran querido tener».
Abel Posse terminó su conferencia así: «El espíritu de la actual Europa nos indica a los americanos que nos decidamos a parir este continente nonato que habitamos».