El Litoral, 25/08/1988
Abel Posse –autor de varias novelas de éxito, entre ellas, “Los perros del paraíso”, Premio Internacional “Rómulo Gallegos”, concedido a la mejor novela en castellano en los últimos cinco años-, fue uno de los panelistas más aplaudidos en la mesa redonda sobre la novela actual, desarrollada durante el pasado Encuentro Nacional de Escritores, en adhesión al Cuarto Centenario de Corrientes.
Con tal motivo, El Litoral, al finalizar su intervención junto a Rodolfo Rabanal, María Granata, Martín Alvarenga, María Esther de Miguel, Gustavo Sánchez Mariño y Norberto Lischinsky, mantuvo una charla sobre ese tema. Lo que sigue es un resumen de esa conversación.
La novela actual argentina mantiene un nivel de calidad y de fuerza muy notable, si se le compara con las de otros países, sobre todo de Europa. Se puede nombrar en la Argentina ocho o diez escritores, de un nivel de prosa, muy alto. Este es uno de los elementos que se pueden rescatar de lo positivo, de que es un vivero que todavía sigue produciendo y que cada vez produce con mayor calidad. Ahora bien, al mismo tiempo buscaría destacar el poder que está creando la prosa del interior de Argentina, frente a la prosa demasiado conceptual, culterana, muy cerrada sobre temas psicológicos o novedades culturales, que, creo que sufren el gran daño que ha creado el gran maestro que es Jorge Luis Borges o un hombre como Adolfo Bioy Casares, que supieron llevar al culmen esa posibilidad culterana de la literatura pero que le hace mucho daño a los discípulos porteños.
Nosotros ya conocíamos la poesía del interior, -Francisco Madariaga, David Martínez, Oscar Portela, Alfredo Veiravé-, pero lo que es novedoso es que se está produciendo una prosa que creo que va a tener una extraordinaria influencia en los próximos años.
Señor Posse: hace algunos años la revista “Humor” publicó el resultado de la encuesta nacional sobre las diez novelas más importantes escritas en Argentina desde el 25 de Mayo de 1810 hasta la presente década de 1980: entre ellas hay dos de Roberto Arlt, “Los siete locos” y “El juguete rabioso”, una de Sarmiento, “Facundo”, una de Ernesto Sábato, “Sobre Héroes y Tumbas”; una de Julio Cortázar, “Rayuela”, una de Ricardo Guiraldes, “Don Segundo Sombra”; una de Leopoldo Marechal, “Adán Buenosayres”; una de Adolfo Bioy Casares, “La invención de Morel”; una de Antonio di Benedetto, “Zama” y una de Ricardo Piglia, “Respiración artificial”…¿Existe, a su criterio, una novela que esté a la altura de cualquiera de ellas, escrita en este último lustro?
Si esa pregunta se hubiese formulado, por ejemplo, en 1960, la respuesta tal vez hubiese sido muy distinta. Se necesita el tiempo. Yo encontré, a mi regreso reciente de Europa donde viví siete años, a un novelista como Adolfo Colombres, autor de una novela que se llama “Carai”, sobre un tema del litoral, que me llamó la atención. Creo también en la novela de Enrique Molina, “Una sombra donde sueña Camila O´Gormann”, es muy superior a la de muchos mitos literarios en cuanto llevan sombras a otros nombres a incluir. Creo también en Tizón, Daniel Moyano, que están creando, en el interior, una literatura muy viva; no me puedo olvidar de Di Benedetto, que falleció recientemente, etc. Hace veinte años Marechal estaba prohibido y “Contorno” dedicaba todo un número a burlarse de Borges, que no era conocido en Europa, por eso depende del momento en que se hace esa encuesta.
¿Qué opina del nuevo best-seller argentino, “Respiración artificial”, de Ricardo Piglia, frente a la manera tradicional de narrar?
A mí “Respiración artificial”, me gustó, y aunque no comparto el rechazo tan rotundo de mis compañeros de mesa (Rabanal y María Granata), pero sí creo que padece esa enfermedad del culteranismo porteño, deriva el ejercicio de la prosa a una cosa conceptual, que no corresponde. Yo creo que el novelista tiene que estar pegado a la realidad y a los seres vivos, no a una polémica como la que incluye Piglia, entre Lugones y Borges; eso es muy provinciano, como el supuesto encuentro entre Kafka con Hitler…
Si me dicen mañana que Borges se encontró con Perón en un café de Buenos Aires, no me sorprendería. Ya sabemos que son opuestos, no sé para qué esos juegos; ahora sí reconozco en Piglia una madurez de prosa extraordinaria y me da pena que no se la sepa llevar a la novela según mi concepción.
¿Quiénes son para usted los tres mayores novelistas del mundo que están trabajando en este momento?
Me pone en un aprieto, tengo que pensar, a ver…No, está muerto Vladimiro Nabokov…creo que están en América Latina, pero me gustaría no hacer nombres.
Para no ponerlo en tanto compromiso, le pregunto, entre esos tres novelistas mundiales mayores, ¿estaría o no Gabriel Márquez?.
Para mí estaría García Márquez, pero yo ya lo veo en su declinación, como un hombre que ya dio el máximo, me cuesta imaginar más de él, creo que llegó a su máxima cuerda “Cien años de soledad”.