José María Galiana, La verdad, 10/03/94
Primero fue la literatura. Luego, Abel Posse (Argentina, 1936) cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Sorbona, ejerció como profesor y terminó accediendo a la carrera diplomática (en la actualidad es embajador de Argentina en Praga). Paradójicamente, descalifica a los políticos y tiene una visión apolítica de la sociedad occidental, fundamentada en unas consideraciones no exentas de razón. Desde 1971, año en que publicó Los bogavantes y La boca del tigre, su patrimonio literario se ha visto jalonado por numerosos premios y publicaciones. Ayer habló en Cajamurcia sobre la significación internacional de la novela iberoamericana y explicó en qué medida ha influido en la decadencia de otras narrativas.
Estima Posse que en Francia, Alemania e Italia hay una crisis literaria absoluta y que esta circunstancia debe analizarse a partir de la crisis económica mundial: «La literatura de hoy es una resistencia frente a la invasión subcultural. Vivimos un sistema audiovisual incontrolable que no sabemos transformarlo en cultura o en un espectáculo positivo. Una de las fuerzas secretas de la novelística en Iberoamerica proviene de ese deseo de reconstruir una historia que fue mas verdadera que la que hemos vivido. El novelista ha sido el encargado de esa búsqueda en el pasado, de esa arqueología existencial, porque sentimos que somos un continente quebrado que precisa analizar su pasado para poder entender su presente. La versión colonial nonos sirve. Hay mucho pueblos con una gran presencia en las civilizaciones precolombinas Este ha sido un elemento de riqueza porque en la literatura lo único que cuenta es la estética. Todos es tos valores de carácter antropológico sociológico, político, moral, soy valores importantes, pero viven ex elusivamente si la dimensión esté tica les da el soplo de vida».
Liberalismo
En el plano económico atisba Abel Posse algunos signos aterradores respecto a la crisis del liberalismo capitalista: «Vivimos un momento gravísimo. Hace dos años hemos visto desaparecer un imperio, el soviético, que creíamos iba a durar muchísimas décadas. El capitalismo piensa que ha logrado el nivel de vida mas alto de la historia del hombre, sin embargo, ese triunfo no da rédito. Los jóvenes están fuera de la sociedad, los viejos también y además amenazados, la empresa no respeta al trabajador y el problema de la desocupación en las sociedades industriales no tiene solución. Los políticos mienten. Se quedan por debajo del problema que es cultural: no sabemos vivir, los jóvenes van a la deriva, no hay solidaridad, carecemos de una dimensión poética o religiosa de la vida, no sabemos convocar a los jóvenes al heroísmo, y esto es una pulsión de la condición humana. Los políticos se han quedado en un nivel pedestre, carente de dimensión metafísica, con una filosofía que son jirones de pensamiento del siglo XIX, sea del liberalismo o del marxismo. Los hombres de la cultura hemos mantenido la llama viva pero no tenemos peso, somos un simple adorno secundario, cuando el problema del mundo es cultural».
El escritor pronostica el fracaso de la sociedad de bienestar en España y se remonta a los últimos diez años: «Ese modelo ya ha fracasado en Estados Unidos y nuestra experiencia de triunfo nos ha llevado a una zona de fracaso cultural. El viejo tiene un destino de geriátrico y el joven no tiene ingresos. Hoy día ya sabemos que uno de cada tres jóvenes no va a tener una vida normal de acuerdo a su vocación y a su posibilidad. Es atroz. Han creado una imagen monstruosa de la realidad. Un hombre que se compra un automóvil se aburre a la media hora pero no quieren decirlo, no son capaces de convocar a la gente a una dimensión más alta de la vida, transformar el paro en ocio constructivo. Los políticos son los grandes destructores, con su bonhomía, con su buen sentido, los que siempre han arrollado a los creadores y a los poetas; ellos son los que están hundiendo a esta sociedad y, al paso que vamos, terminarán arruinándola moral y económicamente. Puede que mis palabras sean duras, pero es lo que siento».