Vladia Rubio, Granma (Cuba), 26/01/1988
A sólo unas horas de comenzar el IV Congreso de nuestros escritores y artistas, conversamos con el ganador del Premio Rómulo Gallegos 1987, el escritor argentino Abel Posse, quien visita nuestro país por primera vez para asistir como invitado a la importante reunión.
« Sentí una gran alegría al saber que participaría en el Congreso; primero, porque podría por fin conocer de cerca a Cuba con todo lo que ella significa para América, y luego, porque podré ver en la intimidad a los escritores cubanos y ser testigo de cómo se realiza ese congreso en un país como éste, donde los escritores y creadores en general ocupan tan importante lugar desde el surgimiento de la Revolución. He podido leer ya el informe central que se presentará y me parece muy interesante por lo vital, lo revelador, y por su valentía al exponer los problemas. Intuyo que se van a debatir cosas muy interesantes.
Como «un caballo solitario que lucha contra dificultades enormes» califica Posse la actual literatura argentina. Nos cuesta mucho –dice- abrirnos camino como escritores; pero, sin embargo, es la literatura una de las fuerzas con las que contamos para conseguir esa gran unidad latinoamericana que un día se producirá. Creo que los escritores hemos hecho más que los políticos y filósofos en América Latina; hemos logrado una idea de nación latinoamericana y una conciencia de los problemas que los políticos recién comienzan a vislumbrar. Hemos creado la única multinacional espiritual de América.
En el terreno de la creación, ¿qué hace ahora Abel Posse?
Tengo una novela que voy a editar en la Argentina: La reina del Plata es su título; trata de un Buenos Aires futuro donde existe una sociedad socialista muy sofisticada pero, al mismo tiempo, ha recuperado el tango… los matices, las buenas y las malas costumbres que dan estilo propio a una ciudad, pero todo en otro ritmo histórico.
También nos comunica que prepara la novela que cerrará el ciclo iniciado con Los perros del paraíso, premio Rómulo Gallegos. Los heraldos negros se titula el nuevo libro, como homenaje a César Vallejo. En éste, hace referencia a los jesuitas «que se proponen crear el reino de dios en la tierra, creyendo que los indios no tenían una cultura religiosa, y encuentran un mundo místico bien acendrado, relacionado con la naturaleza y la tierra; finalmente, muchos jesuitas terminan convertidos por América».
No hizo falta interrogarlo sobre nuestro país, al autor las palabras se le volvieron un caudal indetenible cuando pronunció el nombre de Cuba:
Cuba es la pionera de una gran aventura cultural, basta con ver sus calles, sus planes educacionales. Cuando uno viene de otra parte de América y ve La Habana, su pueblo, ve esos chicos que salen del colegio con sus uniformes, tiene que pensar en que -aún con todas las dificultades que puedan existir, como en cualquier sociedad- todo lo que se ha hecho aquí en el plano de la cultura y de la educación es sin dudas, lo más importante de América y hoy no se puede interpretar nuestro Continente sin la aventura cubana y su significación.