El Peruano, 10/03/1999
El diplomático y novelista argentino Abel Parentini Posse, conocido en el mundo literario como Abel Posse, recordó al desaparecido Adolfo Bioy Casares como un hombre «de vida muy curiosa, muy particular», que se dedicaba exclusivamente a sus amantes y a su pasión por la literatura y por los libros.
«La tarde la dedicaba a su vida de amores. En la mañana escribía y en las noches se encontraba con Jorge Luis Borges para hablar o ir al cine», nunca tuvo mayores proyecciones en la vida política ni nacional y vivió al margen de la realidad, «como un monje de la literatura», comentó.
Tras lamentar la muerte de Bioy Casares como «la desaparición de un buen escrito», Posse, embajador de la Argentina en el Perú, resaltó en su obra una «enorme y finísima observación de la condición humana».
Unos personalidad singular
Posse lo recordó como una persona extraordinariamente distante, desinteresada por la realidad política y social de su país, pero dotada de un gran don que le permitía escribir sin necesidad de ver lo inmediato, porque «de alguna manera tenia con sustanciado el lenguaje de su pueblo».
«Siempre me sorprendió cómo un hombre tan alejado del pueblo porteño de clase media baja podía acertar y conocer gesto; (de ese pueblo) con indudable verosimilitud», refirió.
Esa «misteriosa característica emparenta de alguna manera a Bioy Casares con Julio Ramón Ribeyro, quien sabia pintar «el carácter de la picaresca limeña como ningún otro escritor peruano» a pesar de haber vivido en Francia por más de 30 años, indicó.
A criterio del diplomático novelista, la obra de Bioy Casare; es de muy difícil interpretación fuera del ámbito argentino porque está muy vinculada a la ciudad de Buenos Aires y retrate a personajes de la pequeña burguesía de la ciudad con un estilo irónico muy personal.
Esta característica ‑dijo‑ se hace evidente en la primera parte de su obra: el conjunto Sueño de las héroes, Dormir al Sol y La crónica de la guerra del cerdo, que consideró como sus obras principales porque fueron más personales.
La invención de Morel, en cambio, nació principalmente de la amistad con Borges, es “fría en su relato pero su ingeniosa trama hace pensar en la eternidad», expresó.
En opinión de Posse, Bioy Casares dio muy pocos aportes a la literatura porque «era un escritor muy limitado en su propio estilo» y si su obra es comparada con la de Borges, Gabriel García Márquez o Alejo Carpentier, «queda en tono menor».
«Como decía Borges, era un escritor de tono menor», pero no en un sentido peyorativo sino porque había, escogido «el tema menor», señaló Posse, quien reconoció que Bioy Casares supo escribir «dentro de sus límites».
Posse ‑autor de La pasión según Eva, El largo atardecer del caminante y Los cuadernos de Praga‑ recordó también algunos hechos de la vida y “la maravillosa niñez» de Bioy Casares.
Su familia, dueña de una de las más grandes empresas de lácteos del país, se preocupaba, por ejemplo, por llevar a una vaca en el barco cuando viajaba a Europa para que los niños no extrañaran la leche natural en el trayecto, señaló.
La amistad con Borges
Ya joven, Bioy Casares vivió en París y Londres, se educó en un medio cultural europeo, y de regreso a Buenos Aires se hizo «hombre de club» y fue así como conoció a Borges, con quien hizo una amistad que duró toda la vida.
Ambos escritores se unieron a través de un humorismo de distinta procedencia que convirtieron en un estilo literario y en una forma de ver la vida, aseveró Posse.
Como una conexión con la realidad les quedaba a ambos escritores esa visión irónica, que en algunos momentos plasmaron de forma notable, apuntó.
Posse conoció a Bioy Casares y compartió con él «algunos momentos e interesantes diálogos», pero entre ellos hubo un trato muy distante, porque el desaparecido escritor «tenía mucha edad, era muy tímido y siempre estaba muy reconcentrado en sus cosas».
El escritor y diplomático observó que entre ambos existían algo unas diferencias literarias, como la idea de novela. «A mí me interesó la literatura americano‑argentina, volcada más hacia el problema americano, ya él la vertiente porteña, bonaerense y cosmopolita», afirmó. (Andina)