La Gaceta, 4/09/1997
“Al volver a la Argentina, después de mi último destino, encontré aquí una creatividad muy grande, pero me pareció que el medio cultural como tal está cada vez más desperdigado. La profesión de escritor en Argentina es más riesgosa porque los espacios se le están cercenando. Me parece que el interés de los argentinos por las opiniones de los escritores ha sido sustituido por la de los comunicadores. Y solamente en la prensa escrita se mantiene, aún, la importancia del escritor como creador de opinión», opina el novelista y diplomático Abel Posse.
La vida de un viajero
La GACETA entrevistó en su departamento de Buenos Aires, donde el escritor vive con Sabine, su mujer, en los períodos en que no tiene destino en el exterior en su calidad de diplomático de carrera.
Posse ha estado viajando a lo largo de tres décadas, tras haberse recibido de abogado en Buenos Aires y doctorado en Ciencias Políticas en La Sorbona. Y esta continua situación de traslado, dijo, tiene efectos en su creación. “Mi escritorio y mis libros de cabecera me acompañan a través del mundo y a través de ellas mantengo la continuidad, lo cual redunda en una cierta nostalgia de mi prosa, porque no escribo sobre lo que estoy viviendo sino cuando ese hoy ya es pasado».
Nacido en Córdoba, y vinculado con Tucumán -su familia tenía posesiones en el sur de la provincia- Posse alternó su vida de diplomático con la pasión literaria y ambientó sus novelas en distintos lugares del mundo. Sus destinos diplomáticos más largos fueron Moscú, Lima, Venecia, París, Tel Aviv y Praga. «Hay una patria permanente que no depende tanto de la frecuentación y lo inmediato», opinó. «Vivir lejos hace que todos los hechos argentinos calen muy hondo en uno. Además, hay para mí dos diarios referenciales que mantienen un cable permanente con la Argentina y mi posibilidad de reflexionar sobre ella: son La Nación de Buenos Aires y LA GACETA de Tucumán.
Por extraños designios, Posse es mas difundido fuera del país que dentro de las fronteras: actualmente su libro “Los perros del Paraíso» (premio Rómulo Gallegos, 1987) alcanzó los 250.000 ejemplares y curiosamente la edición de mayor tiraje (142.000) fue la versión rusa. También tiene ediciones de volumen, especialmente Estados Unidos y Francia.
En castellano hay 11 ediciones, repartidas entre Argentina, Venezuela, México. Chile y España, v las dos últimas ediciones argentinas fueron las de Emecé y Planeta. Sus obras (entre las que se incluyen «La boca del Tigre», «Daimón», «Momento de morir», «El largo atardecer del caminante» y «La pasión según Eva«) han sido traducidas a 15 idiomas, desde el inglés y el alemán al rumano, el griego o el estonio.
Marcada paradoja
«Hay una paradoja muy curiosa en la Argentina, entre la presencia muy marcado del escritor en cuanto a su éxito de creatividad, y a su falta de influencia en una sociedad usurpada por los comunicadores que, más bien, nos incomunican por su falta notable de información», opinó. “A través de las idas v vueltas a la Argentina me parece que el problema permanente de sus escritores es el rencor político y las exclusiones ideológicas, los cenáculos de revistas literarias y suplementos excluyentes, no obstante tener nuestro país el privilegio de ser un centro cultural de reconocida importancia en el mundo latinoamericano».
Aclaró, finalmente, que «cuando me he referido a los escritores argentinos he querido decir a los escritores que viven en Buenos Aires, porque el escritor del el interior está notablemente postergado y segregado del aparato publicitario con el que, de alguna manera, cuenta el escritor capitalino».