Guadalupe Soberanis, El Nacional (México), 21/10/1989
«Soy un escritor todavía remoto en México, el premio literario Diana, es un buen principio para acercarme a los lectores mexicanos», afirma el escritor argentino Abel Posse, ganador del premio Internacional de Novela Novedades‑Diana 1989, mismo que ayer por la tarde le fue entregado.
El viajero de Agartha es el titulo de su novela, donde nos narra la aventura de Walther Werner, agente SS que recibe la misión de viajar en secreto a la India para rescatar al dios sepultado en la morada de una filosofía, el nazismo, ignorada por los propios alemanes. Escribe sobre el nazismo, y sus impulsos ideológicos, religiosos y míticos, tema que por cierto los autores alemanes han evitado porque me sentí con todo el derecho de apropiarme de la realidad de un país que tanto nexos tiene con mi patria, Argentina. Además, si Grahan Greene escribió sobre la revolución mexicana por que yo no puedo escribir sobre las motivaciones secretas que condujeron al genocidio terrible a un pueblo caracterizado por su raciocinio». El viajero de Agartha es una novela escrita en primera persona. Aunque el personaje nada tiene que ver con Abel Posse, es el resultado de los fantasmas y las obsesiones que forman parte de la vida oculta de un escritor. A este respecto nos refiere: «Conocí algunos nazis refugiados en la Argentina de mis años de estudiante. Desde entonces se instaló en mí la pregunta ¿que convicción inexplicable llevó a estos hombres a optar por la muerte, el sacrificio sangriento y la autodestrucción individual y nacional?
«Sin duda un dios tan sediento de sangre, como el Dios de los mexicas, tuvo que haberlos impulsado. El nazismo está profundamente ligado a la esencia del autoritarismo y de la locura de este siglo que expira, es un tema universal y por tanto profundamente americano». Siento que los autores son los que más fastidian a sus personajes.
«En mi novela Agartha es la ciudad esencia y apología del poder eterno. Es increíble que el pueblo alemán le creyera a Hitler en su especie de renacimiento pagano. Esta religión nada tuvo que ver con la política».
Abel Posse (1934) ha publicado a la fecha 12 novelas, varias de ellas traducidas a diversos idiomas. Así mismo ha obtenido otros premios importantes, como el Rómulo Gallegos, por Los perros del Paraíso (1987); ha prestado servicios diplomáticos en varios países y actualmente reside en Buenos Aires, colaborando para distintos diarios nacionales y extranjeros.
Cuando habla de política, su experiencia diplomática sale a relucir. Se considera un seguidor de las ideas unificadoras de la América Hispana, el Sueño de Bolívar.
‘Los políticos no creen en la unidad, hablan de Bolívar para no cumplir su mandato; más bien creen en las muletas que les prestan cada cinco ó seis años los países poderosos. Tienen miedo de dejar los andadores.
«Latinoamérica es más una unidad cultural que una unidad política. Afirmar nuestras raíces es la única fórmula que tenemos para llegar con el tiempo a lograr una mejor calidad de vida. América Latina es uno de los centros culturales más vivos y presentes del mundo, con su música, poesía, y narrativa.
«Por ejemplo, a mí me parece que la cultura brasileña es superior a la estadounidense, la cual no se puede negar que resulta todo un éxito económico, pero es efímera y superficial. Creo que es un imperio destinado a una breve existencia, a la cual los latinoamericanos no debemos aportar nada para que continúe permaneciendo».
En este sentido, Posse se pronuncia por una unidad en la diversidad, aprovechando los factores que nos unen y cuyo potencial no hemos sabido utilizar realmente. «la política nueva tendrá que responder a nuestras idiosincrasias, si no corremos el riesgo de tener muy poca significación en el, siglo XXI», afirmó.
Sin embargo, el escritor reconoce que la política y la literatura no deben estar unidas. «los políticos tratan de afiliar al escritor como un perro faldero, sin respetar el hecho de un pensamiento independiente».
En torno a los escritores que tienen influencia sobre su obra, Abel Posse, mencionó a Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Juan Rulfo, entre otros. Sobre éste último precisó que le parece uno de los literatos de prosa más intensa.
«Me gusta también la poesía de Pellicer y algunos ensayos de Paz. Considero a Carlos Fuentes uno de los espíritus más amplios por su calidad de sus visiones literarias y políticas. De los novelistas de la nueva generación, Arturo Azuela, Salvador Elizondo y José Emilio Pacheco tienen una obra excelente. Quiero rendirle culto a uno de los estilistas más importantes de la literatura española viviente, Juan José Arreola.
«Como escritor americanista considero que no tenemos la obligación de referirnos en nuestras obras, solamente a las costumbres y al paisaje de América Latina. Hay que seguir el ejemplo de Borges y de Alfonso Reyes, de abocarnos a otras culturas universalmente complejas, sin limitaciones de frontera ni de idioma».