Diario 16 , 20/01/1985
Una de las más notorias particularidades de esta novela del destacado novelista cubano Lisandro Otero es la elección del tema: el proceso de los diez últimos años, previos a la decapitación de Carlos I de Inglaterra, resultado de hondas convulsiones sociales y políticas centradas en la oposición entre realistas y parlamentarios y el surgimiento de la figura dominante de Oliver Cromwell. Es una novela rigurosamente histórica, hilvanada a través de Luciano, un personaje‑testigo que termina siendo víctima del proceso de violencia que conlleva toda revolución.
Otero, que vive en Cuba y fue director de la Casa de las Américas, supo encontrar en un pasado lejano, y remoto para los americanos, las concordancias y significaciones actuales de aquella etapa en que se afirmaban esas libertades fundamentales negadas durante la larga etapa medieval y feudal. No se puede comprender el presente sin una minuciosa develación del pasado. Otero, en este sentido ‑y en su cuidado y moroso manejo de la prosa‑ sigue fiel al camino señalado por su maestro, Alejo Carpentier, quien en «El siglo de las luces» describió la trama sutil que unía la política y las ideas de la vieja Europa con los nacientes procesos políticos de la América caribeña.
El novelista logra reconstruir brillantemente la vida en aquella Inglaterra del 1639 al 1649: los fastos de la corte, la vida política, la cotidianidad de un pueblo que sin saberlo está fundamentando toda una etapa de dignificación que se plasmará en formas institucionales novedosas, capaces de hacer tambalear el derecho absoluto de monarcas que como Carlos I, sólo en el momento de su decapitación debió haber intuido su errada obcecación.
En «Temporada de ángeles» hay que destacar la entrega narrativa del autor, que logra sumergirnos en un Londres múltiple y siempre veraz donde se mezclan las frases del todavía no sacralizado teatro de Shakespeare (entonces un autor popular) con los terrores de la medieval cacería de brujas que protagoniza el inquisidor Hopkins. El lector avanzará por el mundo de Luciano, aprendiz de panadero ganado por las ideas subversivas que ponen en discusión el sentido sagrado de la propiedad y el derecho absoluto de los reyes. Hasta el modesto Luciano llegan los ecos de las ideas de los utopistas como Tomás Moro y el monje Campanella.
Con todo este variado material, Otero nos regala con un viaje a Londres del pasado, pero sugestivamente actual, reconstruido desde el amor del artista y con particular talento.